Desde la Alianza por una Agricultura Sostenible (ALAS), integrada por las organizaciones de agricultores ASAJA, COAG y UPA, Cooperativas Agro-alimentarias de España, la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas (FEPEX) y la Asociación Española Agricultura de Conservación Suelos Vivos, AEAC.SV, agrupadas para asegurar la sostenibilidad agrícola, desean trasladar su respaldo al Gobierno de España por su votación a favor de la renovación de glifosato.
La votación es una decisión acertada que se fundamenta en el criterio científico, y una clara muestra de apoyo del Gobierno al sector productor español y del conjunto de la Unión Europea (UE).
La decisión de votar a favor conlleva, además, un impacto positivo directo para los consumidores españoles y europeos. En un contexto de inflación, se podrá seguir empleando una herramienta que contribuye a la productividad agrícola y que permite llevar a los hogares productos seguros y sostenibles sin encarecer innecesariamente el coste de producción.
El glifosato es una herramienta indispensable para la sostenibilidad de la agricultura. Los cultivos se desarrollan en un medio ambiente donde tienen que competir con las malas hierbas por el agua, los nutrientes del suelo y la luz del sol, lo que puede llevar a grandes pérdidas. Se necesitan controlar estas malas hierbas para poder cultivar con éxito. Para ello, los agricultores españoles llevan cerca de 50 años utilizando el glifosato de forma segura.
La ciencia apoya el uso del glifosato
La propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la autoridad competente europea de la que nos hemos dotado los ciudadanos de la UE, ha determinado tras rigurosos estudios científicos, que el glifosato es seguro para los usos a los que está destinado. El criterio científico es la mejor y única garantía para el desarrollo de una producción agroalimentaria sostenible y segura.
La evidencia científica, además, arroja que el glifosato contribuye a los objetivos de sostenibilidad de la UE en términos de lucha contra el cambio climático al permitir que los agricultores adopten prácticas de agricultura regenerativa, como la agricultura de conservación, que captura carbono en el suelo, fomenta la preservación y mejora de la biodiversidad en los ecosistemas agrícolas y mejora la calidad del agua. Estas prácticas agrícolas permiten una gestión proactiva para la mejora de la calidad de la tierra y para evitar la pérdida de suelo fértil por elementos como la erosión o la escorrentía.
Por todo ello, desde ALAS, reclaman al Gobierno que se mantenga firme en su decisión que, amparada en el criterio científico, resulta esencial para la sostenibilidad y competitividad de la producción agroalimentaria, siendo un modelo para sus homólogos europeos en la toma de decisiones basadas en la ciencia.