La formación de Harold Huot, nacido en Francia y residente en Huelva hoy día, estuvo marcada por la carrera que realizó tras el bachiller, Comercio Internacional en la Escuela de Negocios de La Rochelle, pero antes de llegar a esa etapa, y para conocer la relación de Huot con las frutas y hortalizas nos remontamos a su época colegial. Desde pequeño pasaba mucho tiempo en la finca de su abuelo, después de clase siempre volvía a la finca a “ayudarlo en lo que necesitase”, creció en un entorno agrícola y comercial, puesto que en su casa, su padre, también tenía una negocio de comercialización fruta y hortalizas, “estaba un poco predestinado, haberlo vivido desde sus primeros años hizo que este sector siempre fuese muy familiar para mí” explica Huot, quien incluso de niño vendía en el colegio las cajas de manzana y de fresa.
Otro de los hitos en su etapa formativa fue su salida al extranjero, el grado duraba cuatro años, dos en Sudamérica, lo que le llevó primero a Brasil y luego a México, donde tuvo la oportunidad de poner en práctica sus conocimientos en una exportadora de frutas exóticas en el país carioca y luego en México comenzó a hacer negocio para exportar fruta de contraestación principalmente, frambuesas a Europa. Esta exportación de berries desde México le abrió la mente para comenzar a emprender en España, el principal productor europeo. Estas etapas marcan un poco el inicio, 2007-08, de las importaciones de contraestación en grandes volúmenes al mercado europeo.
En esa etapa, una enfermedad de su padre marcó su regreso a la empresa familiar para ayudar a sacar adelante una delicada situación y tras la cual retomaría y finalizaría sus estudios.
En 2010 terminó sus estudios y retornó a la empresa familiar, pero pronto inicia sus proyectos personales, no todos fructíferos, como la oficina en Perpiñán, donde no obtuvo los resultados que esperaba. Sin embargo, la oportunidad le vino a raíz de su experiencia mexicana donde pudo desarrollar una red de contactos que le permitió encontrar oportunidades como adquirir la licencia de Adelita, una frambuesa líder en el mercado de berries por su productividad, larga vida comercial, atractivo y sabor. Huot tenía intención de desarrollarla en toda Europa, pero era consciente que desde Francia era imposible, así que en 2014 se instala en Huelva y crea Surberry, “a pesar de ser el final de la crisis, era un riesgo, pero lo tuve claro, mi idea siempre fue montar una empresa exportadora”. De su experiencia familiar conocía que la compra-venta de frutas y hortalizas era un modelo de negocio próspero, pero en este caso quería vender a los productores las plantas, acompañar a los agricultores durante todo el proceso de producción, con un proyecto relativamente novedoso en Huelva, Adelita, porque antes apenas se pagaba por una variedad de frambuesa.
“Mi edad no creo que influyese en obtener la confianza de los productores, la variedad es muy buena, la imagen de la empresa era positiva y teníamos experiencia”, destaca Huot, quien para conocer más en profundidad lo que demandaban los consumidores pasó un año en un mercado de París para conocer con más detalle a su cliente final.
Sus mayores logros, comenta, han sido montar una empresa en un país que no es el suyo, que los productores confíen en su trabajo y sobre todo tener un equipo que te siga y crea en ti, “las personas son la base y el éxito de las empresas”. No esconde que ha cometido muchos errores en su carrera, pero lo define como un aprendizaje diario y que forma parte de él.
En cuanto al relevo generacional, explica los dos factores que cree que van a condicionar este proceso, en primer lugar, las empresas se van a ir fusionando cada vez más, los grandes grupos están absorbiendo a las medianas y los pequeños están tendiendo a desaparecer; y, en segundo lugar, además, se está produciendo un cambio macroeconómico con mucha incertidumbre. A todo ello se suma “que en el relevo productivo no se está apoyando a los jóvenes emprendedores o a la formación básica de las segundas generaciones, y esa falta puede ser un problema para el futuro”.
Además, tiene claro que la poca presencia de los jóvenes en el campo viene de la falta de comunicación y colaboración de empresas y cooperativas. “En otros países como Holanda o Bélgica, se organizan y hacen campañas para atraer a los jóvenes al campo; en España, un sector unido, podría hacerlo y debería ser más consciente del potencial que hay en las nuevas generaciones y que los mejores perfiles tengan un acceso más directo al sector”.
Huot finaliza con un mensaje para los jóvenes: “cuando somos jóvenes asumimos menos riesgo, sin embargo, tenemos poco o nada que perder, así que arriesguen, yo he tenido éxito en Surberry porque he salido de mi zona de confort”, a lo que añade que hay que convivir con el concepto de “no saber, ser curioso, probar, vivir con el error, y mucha colaboración”, para que dejemos de ver al vecino como un competidor y sí como un partner potencial que nos ayude a llegar más lejos.