Los hoteles, construidos por uno de los trabajadores de la empresa, Jose Manuel Segade, consisten en unas pequeñas estructuras que simulan los nichos naturales de los insectos: abejas, avispas… En estas galerías, los insectos resguardan sus larvas para asegurar la descendencia.
Para la construcción de estos hoteles se han empleado materiales 100% reutilizados en los procesos productivos, que habían llegado al final de su vida útil y, por tanto, se consigue minimizar la cantidad de materiales con destino a vertedero, cumpliendo, así, otro de los objetivos de la política de Economía Circular de Primaflor.
Los hoteles de insectos son una acción para compensar la pérdida de la biodiversidad que el desarrollo de la humanidad trae consigo. Algo tan sencillo como limpiar y preparar la tierra para el cultivo hace desaparecer los nichos naturales de estos insectos, que son protectores de los cultivos de una forma natural ya que se alimentan de organismos considerados plagas: polilla, pulgones, cochinilla, mosca blanca, etc. De esta manera Primaflor consigue reducir el uso de fitosanitarios y aumentar el control biológico natural.
Según Beatriz Coca, Bióloga de Primaflor “esta iniciativa es muy interesante ya que los hoteles de insectos ayudan a proteger nuestros cultivos, fomentan la disminución de fitosanitarios y es una apuesta más por la lucha de la sostenibilidad y conservación de la biodiversidad”.
Sin embargo, esta no es la única acción de este tipo que la compañía está desarrollando, ya que también se están colocando nidos de diferentes aves, de murciélagos y refugios para reptiles, con el mismo fin. Así como la incorporación de varias lindes florales que ayudan a los insectos auxiliares en su labor de polinización.