Cuando del coronavirus ni siquiera se hablaba, allá por el mes de octubre, en Kiwi Atlántico lanzaron su nueva campaña publicitaria. «Que todo salga bien», era el lema elegido por esta empresa. No pensando en que un virus obligaría a encerrar a la población en sus casas, sino en que «el kiwi verde tiene un mejor efecto sobre el tránsito intestinal que el amarillo, quería tener un doble significado», explica el gerente de la firma, Carlos Vila. Hoy, esa simple frase tiene un significado completamente diferente y en esta compañía, la principal de España en el sector, están trabajando a destajo para abastecer a los mercados. Con la crisis, las ventas de sus productos se han incrementado en un 30% y han tenido que contratar personal. Y aunque los costes de producción también han crecido, no han querido repercutirlos en su producto. Su kiwi tiene el mismo precio de siempre, «porque nosotros también queremos ayudar un poco», añade Vila.
Durante el pasado mes de noviembre, se recogió la última cosecha de kiwi gallego. Normalmente, la producción tiene que llegar hasta mediados de junio para abastecer a los mercados nacionales. Pero en esta ocasión, todo parece indicar que el kiwi gallego se agotará un mes antes de lo previsto, a mediados de mayo. Porque desde que empezó el confinamiento decretado por el estado de alarma, «estamos detectando un repunte de las ventas muy importante», explica Vila.
¿Cuál es el motivo de este crecimiento? Vila considera que hay dos factores que lo explican. El primero, que en Europa este año hay menos kiwi y por eso la empresa ya estaba notando más demanda de sus productos incluso antes del coronavirus. Y el segundo es que esta firma vende el 80% de su producción a las grandes superficies, que están registrando un aumento en sus ventas porque los consumidores concentran en estos espacios buena parte de su compra.
Sin existencias
Una de las consecuencias que tiene el incremento de esta demanda es que la empresa se está quedando sin existencias. «Terminaremos la campaña un mes antes de lo normal. Estamos restringiendo las entregas para ver si podemos llegar hasta finales de mayo», añade Vila, quien se teme que, al ritmo que están sirviendo pedidos, la producción que tienen guardada no llegue ni a esas fechas. «Algo así no nos ha sucedido en la vida, es increíble. Normalmente, terminamos a mediados de junio», comenta.
El responsable de Kiwi Atlántico reconoce que las medidas de seguridad que el coronavirus ha obligado a poner en marcha han incrementado los costes de producción. Pero la empresa ha optado por no repercutir ese incremento en el precio final del producto. «Ahora es mucho más complicado trabajar y los costos han aumentado mucho, pero tratamos de mantener los precios para que el consumidor no se vea afectado», añade.
La empresa fue una de las primeras en tomar medidas de seguridad y, antes de que se decretase el estado de alarma, contaba con guantes y mascarillas para sus empleados. Después, pusieron en marcha una serie de medidas, como distanciar más a los trabajadores o realizar desinfecciones periódicas. E incluso tuvieron que contratar a más personal. «A medida que aumentaron las ventas y disminuyeron los rendimientos, tuvimos que contratar a quince personas más», recuerda Vila.
La actividad de esta empresa no ha parado en sus centros de envasado, pero tampoco en el campo. Sus agricultores están ya preparando la nueva cosecha, que florecerá en cuestión de semanas. «En el campo es más fácil mantener medidas de seguridad y, aunque tenemos el mismo protocolo, no tenemos las mismas restricciones que en los almacenes», explica. Así que los agricultores han estado podando y atando las plantas, cortando las malas hierbas y realizando todas las tareas necesarias para que la nueva cosecha llegue en las mejores condiciones posibles.
Fuente: La Voz de Galicia