La Interprofesional Citrícola Española considera, a la luz de los reiterados problemas ocasionados por la detección en puertos europeos de ‘Mancha negra’ en partidas de cítricos sudafricanas, que sus productores/exportadores no están cumpliendo la legislación comunitaria y están combatiendo este hongo sin recurrir a los fungicidas de eficacia probada en campo.
Lo harían así por una mera cuestión de no incurrir en mayores costes, aunque ello signifique exportar a la UE fruta infectada. La denuncia pública, reiterada anteriormente en los foros pertinentes, se produce justo en la jornada previa a la reunión que comenzará a celebrar mañana el Comité Permanente Fitosanitario de la UE (SCoPAFF), que está previsto se prolongará hasta el viernes. En el orden del día figura el debate sobre las medidas para prevenir la llegada en importaciones de terceros países de dos plagas foráneas consideradas “prioritarias” por la propia legislación comunitaria por su gran impacto medioambiental y económico: la propia Phyllosticta citricarpa (conocida como ‘Mancha negra’ o CBS por sus siglas en inglés, un peligroso hongo) y la Thaumatotibia leucotreta (o Falsa polilla, FCM, un insecto). Intercitrus exige a este respecto hacer bueno el posicio-namiento también expresado recientemente por el Gobierno español, que reclama aplicar un cold treatment en tránsito a Sudáfrica para evitar el FCM y vistos los sucesivos incumplimientos y las preocupantes cifras de este año –y de ejer-cicios anteriores- se reclama establecer un baremo objetivo respecto a la ‘Mancha negra’ que implique el cierre au-tomático de las importaciones sudafricanas en caso de superar los cinco rechazos por tal motivo a lo largo de un año.
Sudáfrica no sólo repetirá en 2021 como principal proveedor no europeo de cítricos de la UE –en los últimos 5 años ha exportado entre 650.000 y 840.000 toneladas- sino que ahora también lo hace como el origen que lidera, con mucho y como ha ocurrido otras tantas veces, las interceptaciones portuarias europeas registradas hasta septiembre. Es líder global en sufrir la detección de organismos de cuarentena pero también lo es en particular por las dos plagas citadas: 42 rechazos, 25 por ‘Mancha negra’ y 15 por T. leucotreta. Es más, el segundo país que le sigue en cuanto a los problemas por CBS es Zimbawe –con 7 rechazos hasta septiembre, registrados todos en ese mes- cuyos productores y principales exportadores son también sudafricanos.
Sobre la mesa de los funcionarios de los Estados miembro del SCoPAFF estará el reciente informe de la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) encargado por la propia Comisión Europea (CE) que acredita, científi-camente, que el ‘enfoque de sistemas’ elegido por el país austral para sus envíos de naranjas, mandarinas y limones a Europa está lejos de cumplir la normativa comunitaria para la referida FCM, que exige garantizar en sus partidas la ausencia de esta plaga. Hecho éste que, tanto para el Ministerio de Agricultura como para Intercitrus, debiera ser suficiente para que Bruselas se decidiera a imponer el mismo tratamiento de frío en tránsito que aplican a sus importaciones otras potencias productoras de cítricos como EEUU, China, Japón, La India, Korea o Australia para protegerse frente a esta plaga. Junto a ello, tras sucesivas advertencias por parte de la CE por los problemas acumu-lados históricamente por CBS y tras comprobar en Túnez (donde en 2019 se declaró un importante foco) que este patógeno se aclimata perfectamente al clima mediterráneo, el SCoPAFF deberá decidir si endurece o no las condiciones de sus exportaciones con respecto a este hongo. Efectivamente, la CE ordenó vetar ‘simbólicamente’ en noviembre de 2013 (pues la campaña estaba ya acabada) las importaciones por este motivo y Sudáfrica, por su parte y unilateralmente, ha venido interrumpiendo voluntaria y solo parcialmente sus campañas de exportación a la UE en 2014, 2015, 2016, 2018 y 2020 para así evitar más rechazos y, sobre todo, una reacción más firme de Bruselas.
Las evidencias animan a pensar que, efectivamente, Sudáfrica está recurriendo a tratamientos contra el hongo más económicos, que no cumplirían con lo exigido por la UE, que impone recurrir en las zonas afectadas a los fungicidas “más adecuados”. Para determinar tal cosa, en 2014 la EFSA recogió estimaciones cuantitativas del impacto de la ‘Mancha negra’ en Sudáfrica y los niveles de control de la enfermedad en su área actual de distribución. El Panel de expertos llevó a cabo un metaanálisis de la incidencia de la enfermedad registrada en parcelas testigo (sin tratar) y en parcelas tratadas y evaluó la efectividad de diferentes grupos de fungicidas.
Los resultados mostraron que los tratamientos –para este hongo se requieren entre 4 y 6 pulverizaciones al año- fueron sistemáticamente capaces de reducir la proporción de frutas enfermas. Sin embargo, la efectividad varió marcadamente entre parcelas. En algunas –las tratadas con compuestos a base de cobre- la incidencia de la enfermedad se redujo solo ligeramente, mientras que la proporción de frutos enfermos se redujo a cero en las parcelas pulverizadas incluyendo, entre otros, la sustancia activa estrobilurinas, que es la más cara.