El Comité de Gestión (CGC) –la asociación que aglutina a los exportadores privados de de cítricos de España- augura “poco recorrido” a la llamada a consultas -previa a una hipotética disputa en la Organización Mundial del Comercio (OMC)- que el Gobierno de Sudáfrica anunció el martes que iba a iniciar contra la Unión Europea (UE). Esta acción, que se lanza como amenaza velada previa de un Panel en la OMC, cuestiona la normativa comunitaria que regula las importaciones de cítricos procedentes de países terceros para evitar la presencia en tales partidas de ‘Mancha negra’ (Citrus Black Spot –CBS- o P. citricarpa).
No se trata de un reglamento nuevo, con esas mismas condiciones Sudáfrica ha liderado durante los últimos tres años el ranking de rechazos europeos en frontera por la presencia de esta enfermedad hasta 2023, ejercicio en el que se batieron todos los récords y se alcanzó la mayor cifra de interceptaciones por causa de esta plaga (51). “El problema no es la normativa, es su incumplimiento reiterado. Lo único que pretenden los sudafricanos es evitar males mayores. Se trata de un chantaje previo, de una acción amenazante y disuasoria para frenar que, como hace EEUU, la Comisión les exija los fungicidas eficaces que ya deberían estar usando, que los envíos a la UE se realicen solo desde zonas exentas o, sencillamente, para retrasar una posible decisión sobre un cierre automático cuando los problemas vuelvan a repetirse esta próxima campaña”, señala a este respecto la presidenta del CGC, Inmaculada Sanfeliu.
En el comunicado oficial publicado por el ejecutivo de Cyril Ramaphosa se aducen, de hecho, pocos razona- técnicos para justificar que esta normativa tenga supuestamente vocación proteccionista. Por el contrario, en el enunciado de esta nota se reconoce abiertamente un factor de competitividad comercial claro, como lo es que la citricultura de este país “no puede permitirse” –se dice literalmente- lo que esta regulación implica. El gobierno sudafricano se refiere así a los costes vinculados fundamentalmente al uso de los tratamientos contra esta enfermedad que se sabe que son eficaces (las estrobolirubinas).
“El hecho de que sean más caros no es motivo para no tratar ni para hacerlo con lo más económico y poco efectivo ni, por supuesto, para ceder al chantaje eliminando las medidas en origen (tratamientos e inspecciones)”, asegura Sanfeliu. La presidenta del CGC contrasta esta situación con la regulación que EEUU impone y que prohíbe la importación de cítricos de todas las zonas de Sudáfrica donde esté declarado el CBS. “La UE sí que accede la importación sin tal restricción, pero lo hace con las condiciones establecidas en la normativa comunitaria. Por lo tanto, la UE es mucho más permisiva con Sudáfrica que EEUU. Sin embargo, Sudáfrica acata sin rechistar la normativa americana y cuestiona la comunitaria de manera continuada”, asegura.
Ejemplo del pasado: regulación ante la falsa polilla
La acción anunciada ahora es similar a la presentada en julio de 2022 también por el ejecutivo sudafricano. En aquella ocasión sí se actuó contra una regulación específica reciente, la que impuso la UE a Sudáfrica y a otros países afectados por la plaga de cuarentena ‘Falsa polilla’ (FCM o Thaumatotibia leucotreta): la aplicación de un tratamiento de frío en tránsito. Nótese que entonces la reacción de las autoridades sudafricanas fue casi inmediata a la petición de su sector y a la propia publicación en el DOUE de la norma. En el caso que nos ocupa, por contra, la Citrus Growers Association (CGA, la patronal de los exportadores sudafricanos) lleva reclamando tal acción desde, al menos, agosto del año pasado y es ahora cuando su ejecutivo, de cara al inicio de la campaña de importaciones del cono sur, se decide a actuar.
A diferencia de la anterior, la presente acción ante la OMC no es contra ningún reglamento nuevo sino que cuestiona una regulación ya en vigor desde hace años. Tampoco es la primera vez que Sudáfrica actúa así. En 2014 y por causa de la normativa europea contra la ‘Mancha negra’ ya promovió -o dijo promover- una llamada a consultas idéntica. Ninguna ha tenido repercusión alguna.
El CGC desmiente los dos únicos argumentos técnicos a los que alude la citada nota oficial. De un lado, se cita la enfermedad como una infección que provoca “imperfecciones cosméticas en la fruta afectada”. Muy al contrario, la comunidad científica describe esta enfermedad como el hongo más peligroso y dañino en cítricos, puesto que provoca lesiones necróticas que hacen inviable su salida comercial en fresco. Tal afección sería particularmente grave para la citricultura española, que es líder mundial en exportación de cítricos en fresco. “Tenemos ya los costes más elevados del mundo pero éstos crecen exponencialmente con niveles elevados de destrío en los almacenes. La llegada del CBS sería por todo ello un desastre para nosotros”, sentencia Sanfeliu.
Del otro, el ejecutivo sudafricano aduce también en su comunicado que “los principales científicos del mundo demuestran que la CBS no puede trasmitirse a través de la fruta”. Una aseveración que es una verdad a medias o una falsedad, directamente. No hay duda de que la importación de material vegetal de cítricos sería la vía más probable de entrada de esta enfermedad, pero la importación de frutos no deja de ser una vía “posible y moderadamente probable” según el Panel de Sanidad Vegetal de la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria).
Un riesgo que se ve agravado y se convierte en altamente probable por dos factores: por el elevado número de interceptaciones a pesar del bajo porcentaje de muestreo que ya se da en la UE y por el elevado volumen de cítricos importado desde Sudáfrica en la actualidad, entre 850.000 y 950.000 toneladas si hablamos de la UE más Reino Unido (volúmenes a los que debe sumársele las importaciones de otros países con presencia de CBS).
La credibilidad en este terreno de Sudáfrica o de la CGA es, a juicio de Sanfeliu, “cuestionable”. Conviene recordar a este respecto que durante lustros ambos defendieron que la CBS no podría aclimatarse al mediterráneo. En 2019, sin embargo y por la vía de los hechos, Túnez –con el mismo clima mediterráneo que España- declaró su presencia.