Asprocan lamenta que la nueva PNL desoye a las organizaciones de productores
Los grupos políticos del Parlamento de Canarias aprueban una Proposición No de Ley (PNL) con propuestas "que no resuelven la rentabilidad del cultivo del plátano en Canarias, fomentan la desunión entre los productores y reprueban las medidas que les permiten sobrevivir en períodos de crisis de mercado".
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El pasado viernes, 26 de julio, la Comisión de Agricultura, Ganadería y Pesca del Parlamento de Canarias, en connivencia con el consejero de Agricultura del Gobierno de Canarias, aprobaba una Proposición No de Ley (PNL) que los miembros de la Comisión calificaban de “histórica”. A juicio de la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias, sin embargo, la iniciativa es una gran equivocación, pues dos enmiendas de última hora pactadas entre los portavoces parlamentarios dividen al sector y vulneran las peticiones que las Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias habían traslado por acuerdo a los grupos políticos.
La PNL ha salido adelante a pesar de incluir en la exposición de motivos datos que son, cuando menos, cuestionables, y aprobando “in voce” en el último momento, y sin mayor consideración ni conocimiento sobre su repercusión, las medidas más complejas. A los problemas que acarreará esta acción realizada de forma precipitada, se une una consecuencia más perniciosa aún, pues la medida trata de dinamitar la unidad del sector; una unidad que, indudablemente, ha logrado dar continuidad al plátano de Canarias y al empleo, la actividad y hasta al paisaje que este genera.
La Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias conoció en las horas previas a la aprobación de la PNL la iniciativa de nuevas enmiendas de último minuto, por lo que trasladó a los grupos políticos la propuesta de un aplazamiento para que se pudieran exponer datos y argumentos objetivos. Lo mínimo exigible era contrastar con los productores el impacto que provocarán esas propuestas de última hora. Sin embargo, la demagogia y el deseo de dar una lección que se desprende de las intervenciones de varios de los portavoces en la Comisión terminaron imponiéndose.
Adoptar en apenas una hora enmiendas que afectan a un muy amplio número de productores y trabajadores del sector fue un acto irresponsable. Hacerlo, además, desoyendo a las organizaciones de productores que los cohesionan a todos, una temeridad.
Las medidas de último minuto consistieron en una mayor reducción de los límites de producción y en la concreción de fórmulas desincentivadoras del mantenimiento de las explotaciones. Estas medidas se defendieron por los grupos políticos basándose en el argumento de que eran estas las que necesitaban los productores más pequeños. Ni un solo dato se expuso en la Comisión de Agricultura para demostrar este supuesto propósito. Es más, los detalles relativos a la pérdida de agricultores a lo largo de los años que se indicaron como motivación de la PNL, ignoraron intencionadamente los procesos de actualización de registros para eliminar productores fallecidos, o la alta concentración en sociedades familiares de estos. Los portavoces fueron confundidos en los argumentos y en las propuestas, lo que derivó en una irresponsable toma de decisiones.
Abrir la brecha entre productores “grandes” y “pequeños”, “tradicionales” o “no tradicionales”, o entre islas mayores y menores, es, quizás, una ficción propia de la vida política, que esta PNL pretende ahora expandir de forma imprudente entre las más de 12.000 personas que se dedican diariamente al plátano de Canarias.
Los políticos expusieron que sus medidas “garantizarán el futuro de las pequeñas explotaciones” haciendo recuperar la rentabilidad del POSEI y eliminando la mal llamada “pica” (el término correcto es “retirada de mercado”). Tales afirmaciones levantan falsas expectativas. Lo cierto es que estas medidas no dejan de ser fuego de artificio ante lo que realmente necesita el sector: una actualización urgente del nivel de ayudas que lleva sin producirse desde el año 2007, y una defensa más decidida frente a la competencia desleal de terceros países.
Dividir al único sector agrícola que mantiene una cohesión regional generará mucho más daño que el medio céntimo por kilogramo de plátano que, en el mejor de lo casos y gracias a estas medidas, una parte del sector restará a otra parte para tratar de afrontar una inflación del 30% en dos años. Claramente contraproducente.
Asimismo, tampoco se eliminarán las medidas de retirada de mercado propias de todos los sectores agrícolas en la Unión Europea. La retirada de mercado salva de la quiebra a quienes más lo necesitan cuando más lo necesitan. No obstante, y dada la nueva situación, la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias estudia ya la posibilidad de ceder la plena gestión de las crisis de mercado del plátano al consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de Canarias desde este mismo mes de agosto.
Los grupos políticos reiteraron en la Comisión de Agricultura su voluntad de que no ocurra con el sector del plátano lo que, desafortunadamente, ya ha ocurrido con el sector tomate canario. Politizar, dividir al sector y no atender a las organizaciones de los propios productores, es la vía para lograr todo lo contrario. Eso sí es historia.