El mercado ecológico mueve ya 2.000 millones de euros en España y crece anualmente a un ritmo de dos dígitos. ¿Cuál ha sido la evolución de Naturasí en el último año?
La situación actual es positiva. Naturasí mantiene un crecimiento continuo teniendo en cuenta que, en los últimos dos años, la gran distribución convencional ha aumentado exponencialmente la cuota de mercado en esta categoría, atraída por la existencia de un grupo de consumidores preocupados por su salud, el veganismo o el medio ambiente, entre otras cosas. Para nosotros, las ventas de la sección de frutas y verduras son clave y, de hecho, actualmente representan el 25% de nuestra facturación, con un crecimiento anual en torno al 5%.
La entrada de la gran distribución está provocando un trasvase de consumidores del canal especialista a las grandes superficies. ¿Qué futuro le espera a las tiendas especializadas?
Pese a los datos económicos que sitúan la demanda de ecológico con un crecimiento exponencial en la gran distribución, lo cierto es que las tiendas especializadas aún jugamos un rol muy importante. El modelo de negocio de un establecimiento especializado dista mucho de lo que puede proponer la gran distribución, puesto que el principal motor y motivación es que creemos que otra forma de producción de alimentos y de consumo es y debe ser posible. Nos enfrentamos a una producción basada en una explotación agrícola industrializada que contamina y envenena el medio ambiente y defendemos una agricultura ecológica certificada y sostenible que aporte calidad diferenciada al consumidor y que, sobre todo, respete al agricultor poniéndolo en valor, pagándole un precio justo y permitiéndole vivir de su trabajo.
En cualquier caso, la entrada de la gran distribución en el bio está atrayendo a nuevos consumidores que, a la larga, podrían llegar al canal especialista.
Esperamos que el consumidor cada vez pueda obtener más información sobre lo que de verdad significa consumir alimentos ecológicos certificados y, es más, creemos que la información a la población en general sobre los procesos de producción de alimentos y las consecuencias del impacto medioambiental que generan tendría que ser un objetivo prioritario de las políticas de Estado para concienciar a la ciudadanía. Sin olvidar la responsabilidad del propio consumidor, que debe adoptar una actitud eco-friendly para un futuro sostenible.
El año pasado afirmaba que no se pueden aceptar las mismas reglas del mercado convencional en el ecológico, pero los productores lamentan que esto ocurre. ¿Puede el bio perder su valor añadido?
Las empresas especializadas llevamos a cabo nuestra actividad en base a principios y valores éticos que respetan el sistema de producción ecológica establecido en el Reglamento Europeo y, sobre todo, poniendo mucha atención en las necesidades de los agricultores. Nuestra prioridad es trabajar para que al consumidor le llegue un producto de calidad con un valor asegurado y entendemos que esto no podemos hacerlo solos, necesitamos la ayuda de los agricultores. Sin embargo, vemos cómo este objetivo comienza a verse comprometido debido a que la alimentación ecológica se ha convertido en una fuente masiva de fraude en toda Europa. De hecho, Bruselas ha detectado ya numerosos casos en varios supermercados convencionales en los que se distribuyen con la etiqueta de orgánico productos que no tienen la oportuna certificación o son certificaciones falsas. Existe una gran tentación de fraude y es necesario que los controles sean más eficientes y se garantice una total transparencia. Si perdemos la confianza del consumidor será muy difícil recuperarla, por lo que estamos convencidos de que el sector bio mantendrá su valor añadido si controlamos que se cumplan estas pautas.