“Solo salvaremos el cultivo de la zanahoria si la CHD respeta las concesiones actuales”
El trabajo de dos décadas podría irse al traste “si el recorte de concesiones de agua no se hace con criterio y justificación”.
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Su sede está en Olmedo, en el sur de Valladolid, y en un radio de 50 kilómetros se reparten las explotaciones de sus socios. La campaña empezó en los primeros días de junio y se prolongará hasta abril del año que viene, con un producto de calidad que llega a las principales cadenas de supermercados y a los ‘mercas’ de Valladolid, Barcelona, Sevilla y Madrid.
La comercialización también lleva la zanahoria de la cooperativa a países europeos como el Reino Unido, Alemania o Francia, y desde hace poco también hasta el África subsahariana.
Gracias a todo ello se han podido generar 50 empleos directos y más de 30 indirectos, además de dar trabajo a los socios de la cooperativa y a sus familias. Pero todo ello podría desaparecer si el cultivo carece del agua que necesita. El presidente de Horcaol, José Antonio Pérez Rincón, advierte de que es “una absoluta necesidad” que la CHD mantenga las concesiones actuales para regar desde acuíferos, “aunque la medida que sería verdaderamente eficaz sería que de una vez por todas se diera validez a los pozos ‘de Minas’”. Y es que el agua siempre es importante, “pero más en nuestro caso, con unas explotaciones que se basan exclusivamente en el regadío”.
“Por parte de la CHD necesitamos orden, seguridad, que tenga en cuenta que de esta actividad viven muchas personas, y por lo tanto que a la hora de recortar las concesiones sea rigurosa y justifique de forma adecuada las decisiones que adopta”, demanda el agricultor.
Un ejemplo está en el acuífero de Los Arenales, “cuyo nivel subió el año pasado y nosotros, con metro y medio, tenemos agua para trabajar diez años o más”, apunta.
Mientras tanto, la CHD “ha demostrado que ni apoya ni contribuye a agilizar las comunidades de usuarios de aguas subterráneas (CUAS)”, algo que va en contra del discurso que siempre repiten los responsables de las administraciones. “Todos hablan de desarrollo rural y de fijar población, pero proyectos como el nuestro desaparecerán si el agua no se gestiona con rigor, si no se nos da una solución”, recalca.
De hecho, ya ha empezado a suceder. En el caso concreto de Pérez Rincón el agua ya no le llega. “Me he tenido que llevar la mitad de la producción fuera de la comarca porque la concesión que tengo asignada es insuficiente”.
Una espada de Damocles
El caso de Horcaol es otro más en el que la gestión del agua se ha convertido en una espada de Damocles que pende sobre los cultivos y sobre las familias que dependen de ellos. El gerente de la sociedad, Roberto de Castilla, destaca que sus socios “son grandes profesionales, muy conocedores del cultivo”, al mismo tiempo que asumen y defienden el espíritu del cooperativismo. Desde el primero hasta el último vela por que se cumplan “las estrictas normas de calidad que nos pusimos desde un principio”.
Gracias a ello el producto no solo cumple todos los parámetros que demanda el cliente, sino que cuenta con normas de calidad como Global Gap o BRC, imprescindible para acceder al mercado británico. También cuenta con el sello de Producción Integrada y con los requerimientos de Tierra de Sabor.
Como señalan los responsables de Horcaol, “desde las instituciones deberían tener en cuenta el papel que desempeña esta compañía, que trabaja desde la excelencia, que genera empleo y que está en continuo crecimiento”. Las inversiones superan todos los años los 200.000 euros.
Fuente: campocyl.es