Hacia una mayor diversificación. Los supermercados no son hoy más exigentes con la calidad de la zanahoria, simplemente son meros transmisores de las demandas del consumidor final. Actualmente, nos encontramos con distintos tipos de consumidores que compran en función también de diferentes criterios: calidad, precio, cantidad… Y precisamente por ello, el mercado avanza hacia una mayor diversificación; eso sí, cada producto, según su calidad, deberá tener el precio que corresponda.
Una cadena muy tensionada. La zanahoria es la séptima verdura más consumida en España, de ahí que las cadenas de supermercados la utilicen como reclamo, pero esto tiene que cambiar. La cuerda se ha tensado hasta el límite y debemos pagar un precio justo por el producto o se romperá.
La inflación que estamos sufriendo se tendrá que reflejar, sí o sí, en un aumento del precio. Y, es más, los consumidores debemos empezar a tener claro que hay que pagar un precio justo por la zanahoria para que el agricultor pueda seguir viviendo, si no, la producción y el mercado se regularán por sí mismos.
Digitalización y automatización. Son la única solución frente a la subida de costes y la menor disponibilidad de mano de obra en el campo, que además es cada vez menos profesional. Nunca mejor dicho, el campo está verde -tiene futuro- y los avances que va a experimentar en los próximos años en fertilización, técnicas de cultivo, manejo del agua… serán brutales. El margen de mejora es espectacular y muy ilusionante.