En relación al sector hortofrutícola, ¿crees que la mujer tiene las mismas oportunidades de desarrollo profesional que el hombre?
El sector hortofrutícola continúa profundamente masculinizado, afectado por la ocupación generalizada de hombres en los mandos directivos e intermedios, y la consiguiente invisibilización del trabajo femenino, perpetuando el famoso techo de cristal.
En este sentido, la mujer ha sido parte de este sector, pero su lugar y labor no siempre han sido reconocidos. Dentro del sector podemos encontrar diferentes puestos que están marcados por fuertes sesgos o estereotipos de género que dificultan su neutralización, y que provocan que sean mayoritariamente los hombres los que ocupen puestos de representación y decisión. Por otro lado, muchas de las empresas de este sector son familiares, lo que ha provocado que, en ciertos casos, la mujer esté presente de forma natural y, de ese modo, haya ocupado puestos de representación. Gracias al esfuerzo y a la trayectoria de todas ellas, el camino está más allanado que antes.
Para cambiar la situación que nos comentas, ¿en qué líneas habría que avanzar para conseguir una igualdad real?, ¿ya podemos hablar de ella?
Lamentablemente aún queda camino por delante. Prueba de ello es que el 8M permanezca utilizándose para llenar los medios y las redes sociales de reclamos, impulsados por una palmaria necesidad de romper barreras y de articular medidas que terminen con injustas situaciones, que no por serlo dejan de ocurrir.
La herramienta esencial para conseguir la igualdad es la educación. A través de una educación basada en términos de igualdad podremos entender en qué medida la realidad actual está afectada por la desigualdad, y al mismo tiempo podremos ser capaces de llevar a cabo el avance necesario para combatirla. Otra herramienta sería la incorporación de la perspectiva de género en la presencia y distribución jerárquica y funcional de las mujeres y los hombres dentro de las empresas, así como en la valoración de las condiciones en las que se llevan a cabo y se planifican las distintas políticas y acciones en las compañías.
“La herramienta esencial para conseguir la igualdad es la educación”
Concretamente en Primaflor, ¿cómo ha cambiado el papel de la mujer en los últimos años?, ¿cuál ha sido su experiencia?
Primaflor lleva bastantes años aplicando diferentes acciones a través de su Plan de Igualdad, tendentes a seguir desarrollando una educación y cultura de igualdad dentro de la compañía, de acuerdo con un compromiso y una responsabilidad ante esta causa, e integrando la perspectiva de género en la gestión empresarial.
La implantación de nuestra política de igualdad lleva consigo el tratamiento de los estereotipos de género que han ido marcándose y afectando históricamente a este sector. Tanto trabajadores como trabajadoras tenemos que hacer un ejercicio decidido para reconocerlos y aplicar medidas tendentes a eliminarlos. No existen puestos de trabajo para hombres ni para mujeres, sino para personas.
Por otro lado, mi experiencia en Primaflor siempre ha sido positiva. Cuando comencé a trabajar no sufrí ninguna traba en el acceso al puesto que ocupo. Lo que verdaderamente deseo es continuar ejerciendo mi trabajo con independencia y autonomía, actuando con determinación y con el único límite que me puedan establecer mi educación y mis competencias profesionales.
«Lo fundamental es no cesar en la persecución de los derechos que nos corresponden»
A pesar de las dificultades que siguen teniendo las mujeres en este sector, ¿Cuál es tu perspectiva de futuro para las nuevas generaciones que se incorporan al él?
Aún quedan muchos retos por conseguir en la defensa del derecho a la igualdad. Este camino tiene que andarse con colaboración, responsabilidad y con el compromiso conjunto de hombres y mujeres. Cualquier paso adelante es positivo y se celebra. Lo fundamental es no cesar en la persecución de los derechos que nos corresponden, y conseguir que la igualdad trascienda a todas las situaciones e instituciones.