Mariano Zapata: “Las políticas europeas deben basarse en criterios técnicos y contar con el sector”
El presidente de Proexport detalla en este artículo cuáles son las peticiones y necesidades que el sector agrario reclama a los representantes de la Unión Europea como la defensa de la preferencia comunitaria o la importancia de disponer de herramientas fitosanitarias suficientes.
Comparte
Todavía hoy nos vemos obligados a tener que recordar periódicamente a las instituciones y a los ciudadanos que sin la producción europea de frutas y hortalizas alimentar al mundo sería más difícil y menos sostenible. Ahora bien, no hay nada como disponer de datos objetivos y en eso nos basamos.
En términos económicos, el sector agrario representa aproximadamente el 1,4% del PIB de la Unión Europea y el 2,81% del PIB de España; y trabaja en 157 millones de hectáreas de tierras agrícolas. Este sector es crucial para la economía española, siendo uno de los principales motores de exportación. Aunque la exportación española de frutas y hortalizas frescas en 2023 retrocedió un 6% en volumen en relación al año anterior, totalizando 11,3 millones de toneladas, creció el mismo porcentaje en valor, situándose en 16.855 millones de euros, según datos del Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales. No en vano, España es el segundo exportador de frutas y hortalizas de la UE y el cuarto a nivel mundial.
También en empleo el sector agrícola es significativo. Eurostat cifra la mano de obra del sector agrario en Europa en 17 millones de personas y en España este dato roza el millón (4,7% del total nacional). Además, este empleo no solo se limita a la producción agrícola, sino que también incluye actividades relacionadas como la transformación, el almacenamiento y la distribución de alimentos, entre otras.
Y en cuanto a la producción: España es líder en frutas y hortalizas dentro de la UE. En 2022, la producción de frutas y hortalizas en la UE superó los 82.880 millones de euros, con España contribuyendo con 15.861 millones de euros, según el último informe del Ministerio.
Enumerado así, puede parecer que la agricultura es un éxito y que el trabajo de quienes nos dedicamos a ella es sencillo, pero nada más lejos de la realidad. El sector agrario requiere de mucho esfuerzo y sacrificio, y además enfrenta retos en pleno siglo XXI que están llevando a muchos agricultores a abandonar sus tierras, por la imposibilidad de desarrollar su actividad con unas mínimas garantías de rentabilidad o por falta de relevo generacional.
Precisamente el pasado 7 de junio desde la Asociación de Productores-Exportadores de Frutas y Hortalizas de la Región de Murcia (Proexport), la cual presido, y coincidiendo con la celebración de las elecciones europeas, lanzamos algunas propuestas dirigidas a los partidos políticos que concurrían a las mismas. Unas reivindicaciones que, como advertí en su momento, pretenden contribuir a recuperar la competitividad perdida del sector de frutas y hortalizas frescas en España y Europa.
PEDIMOS:
Proexport cree necesario emprender la flexibilización de la normativa europea que lo condiciona y, por momentos, lo asfixia (lo que ha llevado a una oleada de protestas de agricultores en Francia, Holanda, Alemania y España en el inicio de 2024). Esto pasa por impulsar cambios significativos en el ámbito de la política comercial, agraria, de medio ambiente y del sector productivo.
En el ámbito de la política comercial, pedimos que se retome la defensa de la preferencia comunitaria, basada en la aplicación de medidas de salvaguardia cuando las importaciones alcancen unos volúmenes que provoquen perturbaciones graves de los mercados o daños graves a la producción comunitaria. Así como que en los acuerdos comerciales con países terceros se desarrollen medidas de reciprocidad en los aspectos más sensibles, destacando el fitosanitario y el medioambiental.
Recordamos que la Comisión Europea debe mantener una postura comercial ofensiva que permita una apertura real de países extracomunitarios atractivos para la exportación de la UE, como India, China, Japón, Estados Unidos, entre otros. En política agraria, reivindicamos seguir apostando por las organizaciones de productores de frutas y hortalizas (OPFHs), manteniendo presupuestos y facilitando la concentración de la producción y comercialización a través de ellas. Planteamos que la ayuda financiera de la UE para la ejecución de programas operativos de las OPFHs reconocidas en virtud del Reglamento (UE) 1308/2013 se incremente al 10% del valor de la producción comercializada, desde el 8,2% actual.
Por último, en el ámbito productivo, señalamos la importancia de disponer de herramientas fitosanitarias suficientes y eficaces para hacer frente a plagas y enfermedades de las plantas, y así reducir la creciente pérdida de cosechas en el campo y garantizar alimentos saludables a precios asequibles para toda la población. Como también sería importante aprobar una nueva legislación europea adaptada para permitir el uso de nuevas técnicas genómicas (NTG) de mejora vegetal en agricultura. Y, obviamente, dotar de seguridad hídrica a la agricultura de regadío europea, con inversiones y políticas que aseguren la compatibilidad entre la agricultura y el respeto al medio ambiente.
El compromiso de los agricultores y empresas agrarias es total, en todos los sentidos: económico, social y medioambiental. Y quizá esta última parte es la que más suena; pero nadie es más consciente que nosotros de la simbiosis que esta actividad tiene con el medio ambiente, pues sufrimos las consecuencias del cambio climático más que otros sectores. Así que nos hemos ido adaptando e implementando las normativas aplicables y lo seguiremos haciendo. Solo pedimos que esas normas se basen en criterios técnicos y datos objetivos, que las ideologías políticas no prevalezcan sobre el interés del sector productor. Que la voz y la opinión de quienes hacemos agricultura y alimentamos a Europa sea escuchada y atendida por nuestros representantes políticos nacionales e internacionales.
PETICIONES A LA UNIÓN EUROPEA
1. Defensa de la preferencia comunitaria, basada en la aplicación de medidas de salvaguardia.
2. Medidas de reciprocidad con las importaciones de países terceros en los aspectos más sensibles, destacando el fitosanitario y el medioambiental.
3. Incrementar la ayuda financiera de la UE para la ejecución de programas operativos de las OPFHs al 10% del valor de la producción comercializada, desde el 8,2% actual.
4. Disponer de herramientas fitosanitarias suficientes y eficaces para hacer frente a plagas y enfermedades de las plantas.