En términos generales, muchos consumidores arrastran los problemas derivados de la larga duración de la crisis y esto ha venido a agravar más una brecha económica con un consumo polarizado y dividido en sus hábitos de compra que no se espera que se normalice ante las nuevas tensiones en 2022, según ha explicado la consultora Nielsen en un comunicado difundido por Efeagro.
Así, en España, según Nielsen, hay cinco nuevos tipos de consumidores: luchadores (14%), recuperados (15%), cautos (52%), estables (16%) y prósperos (4%), «cada uno con su propia mentalidad de gasto que impactará en los hábitos de compra de 2022».
Los luchadores se corresponden con aquellos que experimentaron inseguridad financiera durante la pandemia que continúa en la actualidad.
Los recuperados sufrieron esta misma inseguridad financiera durante los años de la pandemia, pero han vuelto a la normalidad.
La mayoría pertenece a los cautos: no han tenido impacto en su seguridad financiera, pero siguen siendo cautelosos con el gasto.
Le siguen los «estables», que no han tenido ningún impacto en sus finanzas y han seguido gastando como siempre, y por último, los «prósperos», que son aquellos consumidores que ahorraron dinero durante el periodo de pandemia y se sienten más seguros financieramente que antes del inicio de la misma.
En relación a los países del entorno, España se alinea con Italia, donde también un 52% de los consumidores declaran ser precavidos a la hora de gastar.
En Francia los cautelosos son un 46% y, a distancia, en Reino Unido, donde aquellos que no se han visto afectados en su economía, pero tienen precauciones a la hora de gastar son un 35%.
Para controlar el gasto, el 27% de los españoles opta por las marcas de distribución, frente al 12% de la población mundial; la segunda estrategia más seguida en España es la de controlar el coste total de la cesta (26%) y un 23% reconoce que compra cualquier marca que esté en promoción.
La directora general para el Sur de Europa de NielsenIQ, Patricia Daimiel, ha destacado que «el panorama de los consumidores es increíblemente incierto a medida que cambian las condiciones geopolíticas y macroeconómicas, por lo que los minoristas y las marcas no pueden asumir que las estrategias de promoción y precios del pasado son relevantes en el mundo actual».
A su juicio, es «fundamental» que los minoristas y los fabricantes se adapten a las cambiantes preferencias de los consumidores.
Fuente: Efeagro