La calabaza mantiene un importante crecimiento en superficie en España en los últimos años y ha consolidado su posición tanto en el lineal de I y IV gama en fresco, como en la industria alimentaria “que ha encontrado en las cremas de verduras un filón por explotar, además de ser protagonista culinario de guisos, cremas y postres”, como definen desde la empresa productora y comercializadora Vicente Peris, desde donde creen que su consumo seguirá aumentando, tanto en I como en IV Gama como reflejo del efecto del COVID-19 ante el auge del consumo en los hogares.
El invierno y las bajas temperaturas disparan su demanda a nivel nacional y en Europa desde octubre a marzo, aunque esta cucurbitácea empieza a recolectarse a partir del mes mayo del año anterior y se almacena hasta que comienza la fuerte demanda, quedándose sin stock en marzo. “Las calabazas se pueden almacenar hasta diez meses, sin embargo, la demanda es muy alta y los operadores se ven obligados a importar producto en marzo y abril, porque ya no queda”, explica Juan Carlos Abellán, responsable del cultivo en la casa de semillas Enza Zaden.
La calabaza, en un principio, se ha estado plantando como complemento de cultivo de invierno, sin embargo, su superficie en 10 años ha crecido en un 156% adquiriendo una especial importancia hoy por hoy, y continúa en auge. En 2010, la superficie era de solo 1.600 ha y alcanzaba las 44.200 tn; en 2015 2.500 ha y 71.200 tn y en 2019, según el Avance de Producciones y Superficies del MAPAMA, España produjo 130.200 tn de calabaza alcanzando una superficie de cultivo de 4.100 ha.
Con estos datos, España representa el primer productor de calabaza de la UE según Eurostat de 2018. En el conjunto de la UE se dedican unas 24.000 ha a su cultivo. “Aunque son otros países de Sudáfrica o Sudamérica los que conquistan el mercado europeo por sus precios bajos, de calidad inferior”, comenta Christian Palacios, director de Marketing de Vicente Peris.
La zona del Levante, con Valencia, Murcia y algo de Almería representa la mayor productora de calabaza de España, junto a Castilla- La Mancha y Andalucía (Cádiz). “También se puede encontrar pequeñas producciones en el norte, así como producciones locales en Cataluña”, detallan desde Enza Zaden.
En cuanto a su cuota de exportación, en 2019 se exportó el 27% de la producción española de calabaza (35.573 tn) principalmente a Francia, seguido de Reino Unido, Países Bajos y Alemania, según FEPEX.
Variedad
La calabaza Butternut es la más plantada en España para el mercado en fresco, aunque también podemos encontrar la tipo rojo (Hokkaido), destinada especialmente a exportación. Además, existen especialidades como la Dulce de horno que usan para confitería, así como las semillas locales que sacan los propios agricultores, aunque el 90% de la semilla es híbrida, según explican desde Enza Zaden. Por su parte, desde Vicente Peris, declaran: “Hay variedades de calabaza como la Potimarron o la Muscat que debemos empezar a conocer mejor porque nos pueden abrir oportunidades desconocidas”.
El I+D+i en calabaza dirige actualmente su trabajo hacia la búsqueda de mayor rendimiento en el cultivo, postcosecha y resistencias.
Campaña actual
La campaña comenzó con los primeros cortes tempranos de calabaza híbrida, aunque el grueso de la cosecha todavía permanece bajo el sol ganando color y sabor. Se espera un menor rendimiento de la cosecha debido a la climatología, aunque nada que ver con la campaña anterior, que fue catastrófico por el DANA, que originó un aprovechamiento pésimo.
Calabaza ecológica
Según Pascual Blanco, director comercial de Hortamira, que comercializa principalmente calabaza ecológica, con 250 ha y un millón y medio de kg, detalla que la demanda europea del bio no se dispara hasta febrero, cuando se acaban las pequeñas producciones locales en destino.
Halloween
El fenómeno de Halloween es para ultraespecialistas que trabajan con una calabaza apta para uso decorativo exclusivamente.