“El aumento es considerable”, remarca Soledad Aranda, delegada del área de Agricultura, quien explica que la gráfica con respecto a producción y hectáreas cultivadas de ajo continúa en ascenso desde 2009. Así, mientras que en 2017 se produjeron 7.600 toneladas, la campaña del año pasado se saldó con 9.555; y, en lo que respecta al terreno de siembra, de 415 hectáreas se pasaron a 520. A esto se suma que la industria de transformación también ha crecido en Jaén, región que cuenta ya con 12 manipuladores inscritos en el Registro de Industrias Agroalimentarias (RIA) y, de ellos, la mayor parte (10) se encuentran en el municipio de Jamilena. Esta población ha visto cómo ha aumentado su superficie de cultivo considerablemente. Además de esta, muchas otras ciudades tienen parte de su territorio destinado al cultivo de ajo, como son Úbeda (con 130,74 hectáreas plantadas en 2018), Mengíbar (80), Jaén (64,59), Baeza (32), Quesada (28,33), Begíjar (24,11), Cazorla (20,08), Santo Tomé (18,67), Torreblascopedro (18,37), Lopera (17,33) y otras como Jabalquinto, Mancha Real y Bailén, con menos de 13 hectáreas destinadas al ajo.
Asimismo, Soledad Aranda señala que, en algunas de estas poblaciones, el cultivo de esta hortaliza funciona como la única producción de los agricultores. “Hay municipios como Jamilena donde los manipuladores y la industria que tenemos registradas viven exclusivamente del ajo. Pero, en el ámbito provincial, no es la tónica general. Sirve como un apoyo más para muchos agricultores de la provincia, siendo compatible con cultivos como el del olivar debido a su estacionalidad”, detalla. Además, declara que el sector está empezando a llamar la atención de los jóvenes y menciona poblaciones como Mengíbar, que ha formado una industria manipulativa y de transformación. Por ello, asegura que es un sector con “oportunidades de crecimiento y con capacidad de atraer a gente joven para retener la población en el sector rural, que es lo que Jaén necesita”.
Sobre las exportaciones, la delegada de Agricultura afirma que han crecido año tras año. “Contamos con que más de un 70% de la producción se exporta, a lo que se suma el consumo interno en la propia comunidad andaluza también ha crecido”, apunta. España es, así, el principal productor de ajo de la Unión Europea y la siguen “de lejos” Rumanía o Italia. “En cuanto a fortalezas de la producción del ajo, el tema de la exportación es cada vez más significativo. Hay una cuestión que es positiva y es que nuestro cultivo es mucho más precoz con respecto a otras zonas de España, como pueden ser grandes productoras de ajo como son Castilla-La Mancha. De hecho, nosotros ya estamos inmersos en campañas de recolección en algunos sitios”, sostiene Aranda, quien no se olvida de mencionar que, ante este alentador panorama, todo hace pensar que el crecimiento en el cultivo del ajo “seguir creciendo” y anima a todos los agricultores de esta hortaliza a apoyarse en la Junta de Andalucía y las ayudas que ofrece al sector.