Retos perennes
Pese al avance del sector del cultivo de hoja en mecanización, digitalización y otros procesos que contribuyen a una optimización en el uso del agua y de la mano de obra, estos problemas siguen estando muy presentes. “En nuestra zona, por ejemplo, no ha llovido y las iniciativas hidráulicas previstas como el trasvase no se han llevado a cabo; además, la mano de obra sigue siendo escasa, por lo que la incertidumbre no se ha reducido”, comenta el responsable de Proexport, Cecilio Peregrín. A esto se suma la falta de herramientas para preservar la sanidad del cultivo. “Están volviendo enfermedades antiguas que habíamos superado y surgen nuevas y no tenemos soluciones para combatirlas”, lo que afecta directamente al rendimiento productivo. En esta línea, las empresas juegan con las variaciones en los ciclos de producción producidas por el cambio climático y que permiten alargar un poco la campaña en determinadas zonas. “Ahí vamos recuperando algo del volumen perdido, jugamos con esos factores”, añade Peregrín.
Desgraciadamente, para combatir plagas y enfermedades, el control biológico no resulta tan efectivo como en invernadero, con lo que no se presenta como una opción clara para los productores de hoja al ser cultivos al aire libre. Este descenso global en la productividad hace aumentar el coste productivo, “algo que a veces se puede repercutir en el mercado y otras no”.
Afortunadamente, la hoja no es un producto que utilice tratamientos agresivos que perjudiquen la salud del suelo, sino todo lo contrario, preservan su salud, es un cultivo que contribuye al aporte de oxígeno y que produce en zonas cuasi desérticas como Campo de Cartagena o el levante almeriense, con la correspondiente riqueza económica que trae a la zona.
I+D+i
La digitalización y mecanización en este sector, tanto en campo como en almacén, está muy extendida, según afirma Cecilio Peregrín: “Hay ya empresas que realizan el 100% de recolección directa desde el campo y las que no lo hacen es por cuestiones de diversidad de formatos que le pide el cliente”.
Así, principalmente, son los desequilibrios a nivel productivo los que se intentan corregir a través de la I+D+i. Con la colaboración de las casas de semillas, se llevan a cabo diferentes ensayos de variedades para lograr un mayor nivel de resistencias, mayor productividad, calidad y responder a las necesidades del mercado cambiantes. “A nosotros mismos nos gusta pensar como consumidores y así ofrecer en el lineal productos diferentes y atractivos, por lo que innovamos en ese sentido”, explica Peregrín.
También es preciso recordar al consumidor que “nuestros productos no son caros, y que debe valorar más el esfuerzo del sector primario y todo lo que aporta, por ejemplo, una iceberg, que da para varias ensaladas por un valor tan insignificante como un euro”.
Colaboración
Para que el sector de la lechuga continúe desarrollándose, desde Proexport señalan que es imprescindible la colaboración entre los eslabones de la cadena, contando con la distribución. Para ello están los foros y asambleas que se celebran, con el fin de transmitirse unos a otros posibles mejoras en lineales o en el campo que puedan ayudar a fomentar el consumo. “Todos debemos colaborar y la distribución es parte de esa correa de transmisión”. El objetivo final es impulsar el consumo y recuperar la dieta mediterránea tan saludable para todos. Y, como hemos comentado, que se valore más el sector primario como ya se hizo en la pandemia, que “se nos ha olvidado”.
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