Siguiendo la triste estela de los últimos años, el sector agrario en la provincia ha seguido sufriendo los insostenibles incrementos de costes de producción, que se traducen en un aumento de la energía del 270%, un 40% de los plásticos, el 40% en los piensos y un 230% de los fertilizantes, según Asaja Málaga:» La competencia desleal de terceros países vuelve a demostrar que la Ley de la Cadena alimentaria es una falacia que no responde a las necesidades del sector», señalaron.
Para la entidad, continúan inmersos en una situación dramática de sequía, que no se ve paliada con las lluvias de las últimas semanas, «contentos por la forma y cantidad recibida, pero aún no es suficiente». Por ello, siguen insistiendo en la necesidad de llevar a cabo infraestructuras a incluir en el tercer ciclo de planificación hidrológica.
Respecto a la nueva PAC, «hemos chocado con un muro al igual que está ocurriendo con otros temas de la vida política en la que se toman decisiones que atañen directamente a nuestro sector, pero de espaldas a él». Según Asaja Málaga, se encuentran con un sistema que incrementa las obligaciones, y por tanto las inversiones, sin recibir ningún beneficio por ello, y en ningún momento se les ha citado para negociar las normativas, tan solo para informar sobre lo acordado con las comunidades autónomas, sin tener en cuenta la importancia agrícola de cada una de ellas, como es el caso de Andalucía.
Y, por último, como viene siendo costumbre, «nuestro sector no para de recibir ataques con publicación de normativa siempre redactada desde el calor de los despachos sin conocer la realidad del día a día de agricultores y ganaderos».
Los datos del campo malagueño
El resultado final del Balance Agrario de 2022 muestra un ligero incremento de la facturación agraria respecto a 2021. La cifra final de facturación del sector agrario malagueño alcanza en 2022 los 701,55 millones de euros, un leve incremento del 1’62 % respecto al año anterior, en el que se facturaron 690’34 millones de euros por el sector productor agrario.
La agricultura, con una cifra de 574’38 millones de euros, incrementa su facturación respecto a 2021 un 0’74%, siendo una vez más el olivar y los tropicales los grandes bastiones agrícolas de la provincia.
La ganadería, con una facturación de 127’7 millones de euros, ha supuesto un incremento de un 8’97% respecto a 2021.
El olivar sigue siendo el cultivo mayoritario de la provincia con más de 130.000 hectáreas. Este año 2022 las cifras del olivar nos indican una producción baja de aceite en niveles algo inferiores a los de la campaña pasada, con precios récord, superiores incluso a los de 2017. Esta situación ha sido clave para incrementar la facturación de aceite.
En cuanto a la aceituna de mesa, la producción se mantiene al mismo nivel que en 2021, mientras que el precio también se ha incrementado ligeramente.
Por tanto, a pesar de no tener gran cosecha para aceite, el precio hace que tengamos la tercera facturación más alta de la historia, con un total de 230 millones de euros, tras la de 2016 con 250 millones de euros y 2018, con 254 millones de euros.
Los cultivos hortícolas y tubérculos han incrementado su facturación en un 13’47 %, alcanzando la cifra de 140’26 millones de euros, lo que supone una recuperación tras obtener el año pasado la cifra más baja de la historia con un total de 130’51 millones de euros. Hay que tener en cuenta que ese incremento es sobre 2021, que el peor año de la serie.
En el caso del tomate, se produce una subida de un 10’28 % en la facturación, alcanzando la cifra de 41’24 millones de euros, a pesar de sufrir el incremento de los volúmenes de producción de países como Marruecos, Holanda o Bélgica, y el incontrolado incremento de costes de producción.
El pimiento sube su producción un 0’18 %, con un aumento de 1’09 millones de euros.
La alcachofa sube un 4’37 % su facturación con el aumento de 0’25 millones de euros.
Las judías verdes vivieron en 2021 el peor año de la serie con una facturación de 5’8 millones de euros, cifra que se ve algo mejorada en este 2022 con una producción de 6’06 millones de euros.
Y por último, la patata recupera algo tras su histórico batacazo de 2021 cuando tuvo una facturación de 6’9 millones de euros, llegando hasta los 9’55 millones de euros en 2022.
Los cultivos tropicales de la provincia han generado una facturación de 104’15 millones de euros, por lo que se ve reducida de forma notable, con un 29’55 % respecto a 2021. La campaña de aguacate 2021/2022 ha sido muy atípica con un mercado muy pesado y dificultades de venta que provocaron un descenso generalizado de precios en el mercado europeo y por ende para el agricultor. El inicio de la campaña 2022/23 está desarrollándose mejor. La facturación ha caído de 116’49 millones de euros, hasta los 76’38. Recordamos que en 2020 alcanzamos un récord de facturación del aguacate. El mango ve incrementada su producción respecto al año anterior. La dificultad ha estribado sobre todo en los pequeños calibres y en algo que ya ha pasado en campañas pasadas, la concentración de la oferta en un breve periodo de tiempo. Los precios han sido más bajos en líneas generales y en algunos casos, pésimos.
Los cítricos malagueños, concentrados fundamentalmente en el Valle del Guadalhorce, han vivido una campaña que se puede catalogar como ruina absoluta. La importación y la gestión en los lineales han supuesto un destrozo en los precios que deja a la naranja en mínimos históricos, con una facturación de 5’98 millones de euros, lo que supone un descenso de más de un 70% respecto a 2021. Los pequeños cítricos bajan la facturación en casi un 60 %, cayendo hasta los 3’88 millones de euros, frente a los 7’92 de 2021. El limón es el único fruto que se mantiene en niveles de campañas anteriores con una facturación de 27’6 millones de euros.
El almendro sufre un descenso del 21’6 % en la facturación respecto a 2021, lo que la aleja aún más de los buenos años 2014-2016.
La producción y comercialización de la castaña de la Serranía de Ronda no remonta y continúa siendo un desastre sin paliativos, que lleva arrastrándose desde 2019. Se ha visto una leve subida de facturación pero una gran caída en la producción provocada por enfermedades, plagas y sequía.
El viñedo sigue en su tendencia de descenso, sobre todo en uva de mesa, y uvas pasas. La sequía afectó al calibre de la uva.
Por otra parte, los cultivos herbáceos han visto mermar la producción, pero han incrementado su facturación esta campaña en torno a un 15%. Los cereales han sufrido un descenso de producción respecto a 2021, pero incremento en precio medio un 66 %.
Ganadería
Los ganaderos malagueños hacemos una importante labor de contención de enfermedades que entran desde el norte de África, para evitar su propagación en la Unión Europea, por lo que demandamos un apoyo adicional a ese gran esfuerzo que realizan nuestras explotaciones ganaderas, con inmovilizaciones y actuaciones preventivas cuyo coste asume el propio ganadero.
En porcino blanco encontramos este año una facturación récord, con un total de 54’24 millones de euros, motivado por un incremento del precio respecto 2021, mientras que en el porcino ibérico se mantiene la situación.
La leche de cabra se mantiene estable respecto a 2021 alcanzando los 39’12 millones de euros, pero sufriendo un acusado descenso en cabezas de ganado, situado en el 6’2 %, cifra que previsiblemente continuará descendiendo, como estamos viendo en la segunda parte de este año.
La carne de chivo continúa con su caída libre, y supera tristemente su último record en negativo del año pasado, con una facturación de 5’96 millones de euros.
La avicultura (carne de ave y huevos) ha incrementado significativamente su nivel de facturación respecto a 2021 alcanzando los 11’46 millones de euros, con una subida en el precio de los huevos, aunque no de la carne.
En resumen, los niveles de facturación agraria de Málaga se mantienen en niveles similares al absoluto desastre de la campaña pasada, cada vez es más difícil mantener rentabilidad, y en bastantes sectores se está trabajando por debajo de los costes de producción, con pérdidas, lo cual provoca el abandono de explotaciones dificultando el relevo generacional y el futuro de la agricultura malagueña.