Acortando distancias. El crecimiento de la sandía en los últimos años ha sido muy rápido y, es más, hace 20 años, en La Mancha, era un cultivo prácticamente inexistente y ahora está generalizado. Sin embargo, poco a poco, y en lo que al consumo se refiere, la diferencia con respecto al melón se está desacelerando, hasta el punto de que, personalmente, no creo que la sandía llegue a canibalizar a este otro cultivo.
Calidad homogénea. Aumentar el consumo de melón depende, sí o sí, de ofrecer al consumidor un producto de calidad que le haga repetir la compra, luego debemos seguir luchando por lograr la más alta calidad. En sandía, esta es una cuestión superada, sobre todo porque son pocas las variedades con las que se trabaja durante toda la campaña, pero en el melón resulta mucho más complicado. Cada 15 días, recolectamos una variedad diferente en función de la zona de producción, el clima y las propias condiciones del terreno de cultivo; y esto complica el obtener una calidad homogénea. Aun así, seguimos dando pasos importantes para ofrecer al consumidor el producto que demanda.
“Si no somos capaces de repercutir el aumento de costes en el precio final, estos cultivos pueden desaparecer”
Aumento de costes. Esta campaña hemos reducido nuestra superficie de cultivo un 20% como consecuencia del aumento de los costes de producción y, queramos o no, el mercado no tiene más remedio que asumir este incremento. Es cierto que el consumidor también está sufriendo una pérdida de poder adquisitivo, pero si no somos capaces de repercutir los mayores costes en el precio final del producto, el cultivo puede dejar de ser rentable y desaparecer.