Una temporada 22/23 para el olvido
El incremento de las producciones de terceros países, unido a una caída de la demanda derivada de la inflación, provocaron en la pasada campaña bajos precios en la uva de mesa que hundió la rentabilidad de muchas explotaciones. Además, la cuestión climática y la mayor incidencia de plagas y enfermedades que se registran en esta campaña complican la situación, sobre todo para pequeños y medianos agricultores, “que son la base de la agricultura territorial”, detalla Beatriz Rocamora, directora de la Denominación de Origen de la Uva Embolsada del Vinalopó.
La diferenciación en primer plano
A pesar de estar atravesando un momento difícil, la DOP registró en la campaña pasada un aumento de la producción certificada de un 16%. Esto se debe a que el consumidor cada vez busca más este tipo de producciones: “Es un momento clave para el producto con origen y calidad diferenciada, tienen un nicho de mercado clarísimo en el que debemos seguir posicionándonos y trabajando”, subraya Rocamora, quien añade: “No competimos en costes ni en volumen, sino en diferenciación y sostenibilidad y es ahí donde tenemos que poner todos nuestros esfuerzos”.
I+D+i
En esta línea, desde la DOP cuentan con diversos proyectos de investigación, como es el de las soluciones aplicadas en campo para mejorar la vida útil de variedades como Doña María, el avance en la digitalización integral, y la búsqueda de nuevos formatos de etiquetado basados en tecnologías como el blockchain (sistema de base de datos) para certificar el origen de la producción y “hacer frente a los usos fraudulentos de nuestra marca que encontramos habitualmente en el mercado”.