El sistema de control biológico en berries aún no ha alcanzado el desarrollo que se esperaba dentro de este sector innovador y con futuro. Los obstáculos que deben afrontar actualmente empresas como Bioline para su implantación son, como indica su directora, María José Pardo, que, en algunos casos, la solución química al problema sigue estando permitida, y, además, continúa siendo más económica. También las restricciones por el agua han supuesto un inconveniente más a la hora de plantearse los agricultores añadir más gastos en el cultivo cuando no sabían si iban a poder regar. Además, “los productores requieren de un asesoramiento adecuado para poner en marcha el control biológico”, detalla Pardo.
Solo ventajas
Pese a todo ello, desde Bioline señalan que este sistema supone la supresión de tratamientos químicos, que a su vez reduce el coste de la mano de obra necesario para su aplicación, con su consiguiente ahorro económico. En el ámbito medioambiental, logra minimizar el impacto que suponen el uso de fitosanitarios en los suelos de cultivo para seres humanos, animales y acuíferos.
El proceso para su instauración es sencillo: determinar plagas en el cultivo, qué nivel de presencia tienen y, a partir de ahí, establecer las dosis y el momento de las sueltas de insectos adecuados para combatir esas plagas. Para favorecer su desarrollo, desde Bioline aconsejan aumentar las zonas de biodiversidad para fomentar de forma natural los insectos auxiliares en la finca. El siguiente paso es introducir insectos auxiliares combinándolo con productos ecológicos para lograr la reducción de poblaciones de plagas en los momentos de subida.