¿Cómo serán los nuevos lineales de frutas y hortalizas?
El cambio en los hábitos de consumo y la crisis económica que sucederá a la sanitaria auguran la caída de algunas referencias.
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Mucho se ha hablado en los últimos meses sobre los nuevos hábitos de consumo tras la crisis del coronavirus, pero lo cierto es que, aun a día de hoy, “la gran distribución no ha eliminado ninguna referencia de su lineal de frutas y hortalizas”, afirma Alberto Cuadrado, responsable de Proyectos de Cadena de Rijk Zwaan, en declaraciones la revista MERCADOS; eso sí, “están expectantes a lo que pueda suceder y no descartamos que haya referencias que se puedan caer”.
De momento, y si en alguna ocasión han echado en falta algún producto en su supermercado, no se preocupen, esto se ha debido únicamente a “roturas de stock” y, en ningún caso, a estrategias comerciales a largo plazo.
Pese a todo, está claro que la crisis sanitaria redefinirá el perfil del consumidor y, según Cuadrado, son tres las principales tendencias a tener en cuenta: la salud, el consumo en el hogar y la venta online.
En este sentido, la casa de semillas ha realizado un sondeo entre sus socios de los distintos eslabones de la cadena, que ha completado con ideas de organizaciones como Rabobank, Edge by Ascential y Nielsen. En primer lugar, han analizado la evolución del consumo durante el confinamiento y, posteriormente, avanzado algunas de esas tendencias de futuro.
Con respecto al primero de estos asuntos, según Rijk Zwaan, el consumo de frutas y hortalizas ha crecido entre un 20-40% durante la crisis del COVID-19. En una primera fase de pánico y acopio de productos básicos, hortalizas como las lechugas iceberg, los pimientos o los tomates aumentaron sus ventas de forma considerable; otras categorías como las especialidades, prácticamente, se han mantenido, y donde sí se ha visto una mayor caída ha sido en los productos destinados al canal Horeca, los listos para consumir o las categorías on-the-go.
“Mientras dure el cierre del Horeca, y también durante unos meses tras su apertura, las familias van a seguir cocinando más en casa”, afirma Cuadrado, quien añade un segundo factor: la crisis económica. Todo ello hará que, en los lineales, se de una “mayor concentración de productos commodity” y de base para cualquier plato. En lo que respecta a los procesados, las categorías terminadas (ensaladas preparadas, por ejemplo) perderán presencia y cederán el paso a las bolsas de IV Gama de mayor gramaje.
La preocupación de los consumidores por su salud impulsará las ventas de productos con beneficios contrastados, como las brásicas, el brócoli o el pimiento, con altas concentraciones de vitamina C. Tanto es así que “productos como el pimiento Palermo, con casi cuatro veces más vitamina C que un pimiento convencional, están creciendo mucho”, comenta Cuadrado.
Por último, y en lo que respecta a la venta online, desde Rijk Zwaan apuntan que, durante el confinamiento, creció entre un 30-50% en Europa, y prevé que sea una tendencia que se consolide en el futuro.
¿Qué pasará con el bio?
Pese a que el consumo de ecológico aumentó un 12% en marzo y abril, según Ecovalia, aún existen dudas sobre si la crisis sanitaria supondrá un impulso definitivo a este tipo de alimentos.
Similar es la situación del local-to-local, o productos de cercanía, que han experimentado un crecimiento en los últimos meses, debido al mayor interés mostrado por los consumidores sobre el origen de los alimentos. En ambos casos, el principal factor limitante podrían ser sus precios no tan competitivos.
Tendencias en el campo
Según el análisis realizado por Rijk Zwaan, los productores y empresas de procesado de Reino Unido, España, Italia y Alemania prevén acelerar su mecanización. En este sentido, y si bien se centran, sobre todo, en las hortalizas de hoja, también existen productores de otros muchos cultivos interesados en la automatización.
Pero esto no es algo que se limite a las centrales hortofrutícolas, sino que también podría acelerarse la mecanización de la recolección en campo, debido a los problemas de falta de mano de obra durante la crisis sanitaria. Esto, unido al distanciamiento social, ha dado lugar a un aumento de los costes que el sector espera amortiguar aumentando su eficiencia productiva.