Siguiendo con la línea de mi anterior post, creo que es importante en estos tiempos de cambios, mirar a los mercados y hacer un análisis de lo que está pasando con las producciones de otros países, que coinciden con las nuestras y con las que no podemos competir. Pero lo más curioso es que el precio no es el motivo, sino todo lo contrario, pues año tras año comprobamos cómo esas producciones llegan incluso a cuadruplicar los precios con los que nosotros llegamos a los consumidores.
Algo está pasando y no se soluciona con incrementar la producción. Está demostrado que por ese camino no se gana más dinero. ¿Por qué un belga, que tiene menos hectáreas y unos costes de producción mucho más elevados que los nuestros, logra comercializar su producto a un precio que ya quisiéramos nosotros?
Parece que al productor español no le preocupa conocer cuál es el problema y su solución, si no que está más centrado en buscar culpables. Los mercados han cambiado, pero es que el consumidor también, pues no está dispuesto a tirar nada de lo que compra y esto debe llevar a nuestros agricultores a cambiar la forma de cultivar y buscar que sus producciones sean las mejores. Para ello debe abrir su mente y responder a muchas preguntas que nunca se hacen.
