Para aquellos que buscan frutas y verduras de alta calidad, existe la opción del pequeño comercio, esos lugares donde se traen productos directamente del campo, de esos cultivos que pertenecen a una familia. En este sentido, vale la pena buscar esa tienda de barrio que te ofrece la máxima seguridad en este aspecto. ¿No te parece?
¿Cuáles son los beneficios de comprar hortalizas ecológicas?
El boom de lo ecológico está presente en todas partes, pero cuando se trata de la fruta o la verdura que consumimos, es importante saber qué estamos poniendo en nuestra mesa, cuáles son las propiedades de cada pieza que tenemos delante y, con el paso de los años, veremos cuánto hemos ganado.
Partiendo de que la diferencia entre productos naturales y aquellos que no lo son, para desarrollar tus recetas o ensaladas, no está solo en el precio, sino que hay muchos otros factores que importan, pero ¿Cuáles son sus beneficios? A continuación, para que estés informado, te dejamos con algunos de los más importantes:
Aporte real de vitaminas
Las hortalizas que han estado en cámara pueden contar con ciertas vitaminas, pero nada tan completo como aquellas que se han cultivado en la tierra, que provienen de semillas propias o del tallo de otras plantas. Con estudios que lo demuestran, vale la pena visitar el mercado de tu barrio para ver qué se ofrece.
Además de la salud que ganamos con las hortalizas ecológicas, también estamos dándole un gusto al paladar. Con sabores más intensos, si te gustan las fresas o las mandarinas, te darás cuenta de que se deshacen en tu boca de una manera única. ¿Vas a renunciar al placer que muchos buscan?
Respeto por el medio ambiente
El cultivo tradicional en campo evita el uso de fertilizantes químicos. Basado en abono natural, nos encontramos con verduras que son saludables, que no contienen ningún aditivo o tóxico que pueda perjudicar la salud. Esto, que con el paso de los años es algo que el organismo notará significativamente, es un detalle que no podemos pasar por alto.
Cuando la siembra es para consumo habitual, la rotación de cultivos es una realidad con la que conviven los agricultores. Con el objetivo de optimizar los nutrientes del suelo o facilitar la lucha contra plagas, nos encontramos con un esquema que organiza las distintas plantaciones, controlando lo que se debe y no se debe cultivar.
Puestos de trabajo para zonas rurales
Muchas personas no lo consideran, pero el cultivo agrícola genera cientos de empleos que, si se dejaran todos en cámaras, nunca habrían existido. Para que podamos comer frutas y verduras de calidad (completamente naturales) se necesita una mano de obra efectiva. ¿Alguna vez lo habías pensado? Esta creación de empleo va más allá de los trabajadores del campo, ya que implica una cadena de suministro que incluye desde los agricultores que siembran y cosechan, hasta los distribuidores y los pequeños comerciantes que venden los productos. Además, el cultivo ecológico requiere prácticas y conocimientos específicos que fomentan la capacitación y la especialización laboral, lo cual contribuye al desarrollo profesional y personal de los individuos en las comunidades rurales.
El impacto económico de estos empleos es significativo para las zonas rurales, donde las oportunidades de trabajo suelen ser limitadas y la economía puede depender en gran medida de la agricultura. Al fomentar el cultivo ecológico y la venta de productos locales, se estimula la economía de estas comunidades, promoviendo el comercio interno y reduciendo la necesidad de importar alimentos, lo que a su vez puede mejorar la balanza comercial del país. Este modelo de negocio no solo es sustentable desde el punto de vista ambiental, sino también económicamente viable para los agricultores y beneficioso para la economía local.
Además, el fomento de la agricultura ecológica en zonas rurales contribuye a la preservación de las tradiciones agrícolas y del conocimiento ancestral sobre el cultivo de la tierra, enriqueciendo el patrimonio cultural de la comunidad. También promueve un sentido de orgullo y pertenencia entre los trabajadores, al saber que están contribuyendo a una causa más grande que beneficia tanto al medio ambiente como a la salud humana.
Por otro lado, al incentivar el empleo en zonas rurales mediante la agricultura ecológica, se combate el fenómeno de la migración forzada hacia las ciudades en busca de oportunidades de trabajo, lo que a menudo resulta en la saturación de servicios y aumento de la pobreza en áreas urbanas. De esta manera, el cultivo agrícola no solo nutre nuestros cuerpos con alimentos saludables, sino que también juega un papel crucial en el mantenimiento del tejido social y económico de las zonas rurales, fortaleciendo las comunidades y fomentando un desarrollo sostenible y equitativo.
Mercado sostenible, ¿por qué deberíamos considerarlo?
Prestar atención a los beneficios de las hortalizas ecológicas también nos hace pensar en el mercado sostenible, en por qué deberíamos considerar ciertos cambios para que nuestra presencia en la Tierra no contamine más de lo que ya lo hace. Apostando por la economía, la sociedad y el medio ambiente por igual, deberíamos considerar la posibilidad de cumplir con los objetivos.
Los envases ecológicos, por ejemplo, son muy valorados por los consumidores en la actualidad. Un estudio de IBM for Business Value sostiene que hasta el 35% de los usuarios pagarían más por uno de estos envoltorios. Valorando el compromiso que la empresa tiene con el entorno, se ve como una forma real de colaboración.
Mirando hacia atrás, es importante destacar esa encuesta realizada por MIT Sloan en 2016 a compañías de alto consumo donde se mostraba que los ciudadanos tendrían en cuenta los negocios sostenibles a la hora de comprar en el futuro. Esto, que ahora es un hecho, supone una garantía para el mercado.
Con esta información ante nosotros, vemos que los beneficios de las hortalizas ecológicas no solo se presentan a la hora de sentarse a la mesa, sino que tenemos una apuesta por la alternativa sostenible que agrada a muchas personas hoy en día, que sirve para crear conciencia de lo correcto.
Además, la transición hacia un mercado sostenible es también una inversión en capital humano. Al fomentar prácticas laborales justas y el desarrollo de habilidades en tecnologías verdes y sostenibles, las empresas contribuyen al bienestar de sus empleados y de la sociedad en general. Esto no solo mejora la calidad de vida de las comunidades, sino que también fomenta un mercado laboral dinámico y resiliente, capaz de adaptarse a los cambios y desafíos del futuro.
En resumen, el mercado sostenible no es solo una cuestión de responsabilidad ambiental, sino una estrategia económica inteligente que ofrece beneficios tangibles a corto y largo plazo. Al adoptar un enfoque sostenible, las empresas y consumidores no solo protegen el medio ambiente, sino que también construyen una economía más fuerte, equitativa y resiliente para las generaciones futuras.
Considerando también la venta al por menor, nos damos cuenta de cómo el pequeño comercio alimentario sigue pensando en el medio ambiente, tiene muy presentes a las nuevas generaciones y el respeto que merecen. ¿Qué esperas para darle una oportunidad a algo que será beneficioso desde el principio?