El kiwi español vive su mejor momento
El consumidor empieza a conocer y valorar el kiwi de España frente al de otros orígenes. Pero aún queda mucho por hacer. Aumentar la producción a corto plazo parece complicado, por lo que el sector trabaja en otras áreas para seguir ganando valor añadido.
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España es uno de los principales países consumidores de kiwi, 140.000 Tn anuales, y una media de casi 3 kg/persona/año. Sin embargo solo producimos unas 14.000 Tn, que comercializamos entre noviembre y mayo/junio. Tanto en esta fecha como durante el resto del año, tenemos que importar grandes cantidades de fruta de Italia y Grecia, durante nuestra campaña y de Nueva Zelanda o Chile, en contraestación.
¿Cómo es posible que el sector productor español haya podido sobrevivir ante el empuje de grandes multinacionales con elevadas producciones y calendarios comerciales anuales? Esta ha sido la pregunta que nos ha motivado a visitar el llamado reino del kiwi del hemisferio norte, concretamente Galicia, Asturias, pero también Coimbra, en Portugal.
En esta vertiente atlántica se dan las condiciones de suelo y clima idóneas para su cultivo: humedad, lluvia y temperaturas suaves en verano y con suficientes horas de frío en invierno. Pero aquí, este cultivo no es nuevo, llevan más de 30 años haciéndolo, los mismos que tienen muchas de las plantaciones. Son árboles fuertes, resistentes, invasores, así los denominan los kiwicultores, pero cuyas técnicas de explotación han ido perfilando, dando como resultado el fruto que hoy, de noviembre a junio, podemos ver en los lineales españoles.
¿Y qué hace diferente a este kiwi ibérico? Podríamos decir el mimo, la dedicación o incluso el cariño con el que se cultiva, pero eso creo que lo hacen todos los agricultores del mundo. La diferencia tangible está en su sabor. Durante nuestra campaña, ninguna otra fruta del hemisferio norte alcanza el dulzor, la dureza y las cualidades organolépticas que ofrece esta fruta. La clave está en su momento de recolección, nunca por debajo de los 6,5 grados Brix, en la tecnificación en cámaras por las que ha apostado el sector, en el trabajo de calibrado y envasado, que trata a cada fruta de forma unitaria y, sobre todo, la comercialización próxima a las zonas de recolección, es decir, al mercado español.
Para realizar este monográfico, hemos visitado las principales zonas de producción.