El año pasado analizábamos en estas mismas páginas que los berries afrontaban con ciertas garantías un 2022 inflacionista, por la alta demanda que experimentaron en los mercados europeos. En este curso, por el contrario, los indicadores macroeconómicos apuntan a una contención del gasto en favor de un mayor ahorro, que ya ha notado el sector hortofrutícola en los meses de noviembre y diciembre del pasado año, como nos indica Juan Báñez, gerente de Cuna de Platero, quien señala que los precios de la fresa hasta enero fueron un 30% menores que en 2021-22. El bolsillo del consumidor se ha quedado ajustado para la partida de frutas y hortalizas, conocido el último dato, que lo reduce un 13% en 2022. “Parecía que 2023 traería la senda de normalidad del 22, pero afrontamos un nuevo escenario de incertidumbre con nuevos obstáculos como el impuesto al plástico”, explica Báñez, para quien este solo reduce la rentabilidad, ya que les resulta muy difícil repercutir ese incremento a la distribución.
El sector afronta un nuevo ejercicio con retos estructurales a corto y medio plazo que dibujan un contexto desafiante para la próxima campaña.
Desinfección. Es quizá la principal preocupación de cara a las plantaciones de vivero y posteriores replantaciones en Huelva en otoño. Como ha confirmado Agricultura, el mandato para prohibir el 1,3-Dicloropropeno y la Cloropicrina no va a revertirse, ni autorizarse excepcionalmente. Por lo tanto, el sector afronta un salto al vacío sin una alternativa clara a un paradigma que supondría menor superficie cultivable y menor producción. Aunque como apunta Juan Ortega, gerente de Agrofresas, “es obligado un cambio de mentalidad, la desinfección con antibióticos no es posible y la alternativa es la microbiología”.
En este sentido, ya hay avances y resultados con el uso de probióticos que bloquean los patógenos, enriquecen el suelo y, como nos comenta Pablo García, director comercial de Sovitae, ya hay empresas onubenses testeando.
Agua. La situación sigue siendo crítica para el sector, y aunque las lluvias de diciembre aliviaron a los cultivos, el campo está necesitado. Huelva sigue reclamando infraestructuras como la presa de Alcolea para que pueda recoger el agua de riego o el desdoble del Túnel de San Silvestre. Los niveles de agua en los pantanos de la provincia son los habituales en estas fechas, pero los agricultores onubenses siguen manteniendo restricciones de riego por seguridad y precaución, lo que puede mermar las condiciones de la plantación, desarrollo de la fresa y la producción.
Mano de obra. Aunque parece que Honduras va a ser un nuevo origen de mano de obra, el déficit se repite cada campaña, como se vio materializado en 2022. Llegó la circunstancia de que todavía había fresa y el arándano estaba a pleno rendimiento, pero muchos agricultores no disponían de mano de obra suficiente para poder recolectar y se abandonaron parcelas de fresas. No es algo nuevo, pero está siendo un factor determinante en la viabilidad y el éxito de las campañas de frutos rojos.
Costes. Un nuevo actor se incorpora al contexto de los berries, el impuesto al plástico. Se ha aprobado esta medida con el fin de reducir la fabricación de este material, pero que, por las características de los berries y para poder ofrecer un precio competitivo en los mercados, sigue utilizándose, aunque en su mayor parte, reciclado. El precio del nuevo impuesto de 2023 se aplica por la cantidad de plástico no reutilizable que contienen los productos para los berries, que es de 45 céntimos por kilogramo. También es para los envases compuestos por varios materiales; si uno de ellos es el plástico, se paga por la cantidad que contenga. El tributo no se aplica si el que contienen es reciclado. En cualquier caso, como apuntan fuentes consultadas, parece que la subida de costes va retrayéndose y dando un respiro a un sector presionado por muchos factores ajenos a su actividad.
CAMPAÑA 2021-22
El sector superó con buena nota la pasada campaña, según confirma Rafael Domínguez, gerente de Freshuelva. La tormenta perfecta que se preveía, provocada por el incremento en los costes de la energía y fertilizantes, paros en el transporte y la invasión de Ucrania, afectó a la rentabilidad del agricultor, sin embargo, la menor oferta de fresa y el aumento de la demanda consiguieron equilibrar el mercado con mejores precios.
Los efectos climáticos de 2022 (bajas temperaturas en enero y precipitaciones por encima de la media en marzo y abril) afectaron principalmente a la fresa, que sufrió un descenso de un 10,2% respecto a la campaña 20-21. La producción de frambuesas fue de 49.990 Tn, registrándose un aumento del 7,5%. Y el mayor incremento de producción lo registró el arándano, que, con un total de 59.100 toneladas, vio una subida del 20,2% respecto al ejercicio anterior.
El sector superó con buena nota la pasada campaña
Según el Observatorio de Precios de la Junta de Andalucía, el precio medio de venta de fresa para envases estándar ha subido un 13,9% y para envases especiales un 24,5%, datos que se vieron minimizados por la subida de los costes de producción.
Por el contrario, en la campaña de arándano, el precio no fue tan positivo y cayó un 18,5%, respecto a 2021, y un 12% en relación a la media de los últimos 6 años. Diferentes voces del sector apuntan a que se debe a una entrada masiva de origen chileno, que supuso una sobreoferta en los mercados europeos.
Récord de exportaciones
Andalucía ha vuelto a batir su récord de exportaciones de frutos rojos en los primeros nueve meses de 2022, con unas ventas que superaron los 1.300 millones de euros, la cifra más alta jamás alcanzada en toda la serie histórica para este periodo, gracias a un incremento del 3,2% respecto al mismo periodo del año anterior. Alemania, Reino Unido y Francia fueron sus principales destinos.
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