“En Etygraf trabajamos para ser más eficientes, productivos y sostenibles”
Analizamos el impacto de la situación actual en el sector del etiquetado y cómo se adaptan a un entorno cada vez más competitivo a través de una entrevista a David Baldoví, Responsable de Marketing y Comunicación de Etygraf.
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Tras un 2022 marcado por una subida exponencial de los costes de producción, ¿Cómo afrontan este 2023?
Llevamos dos años de cambios constantes: subidas de precios, retrasos en la producción, fechas de entrega muy largas… En Etygraf, por suerte, no hemos tenido muchos problemas gracias a nuestra salud financiera y a la inversión realizada para ampliar nuestro almacén, que nos ha permitido gestionar adecuadamente el stock. De hecho, diría que han sido los mejores años de nuestra historia. Actualmente, el precio de los materiales se ha estabilizado y todo apunta a que seguirá así. Sin embargo, y fruto de la incertidumbre, las inversiones continuarán cayendo, entre ellas, en marketing y packaging.
Hoy es prácticamente imposible trabajar en el largo plazo, y ya no solo por la guerra en Ucrania o las secuelas del COVID-19, sino por el cambio de paradigma tan espectacular que trae consigo el mundo digital. En Etygraf, llevamos años trabajando a nivel interno para ser más eficientes y productivos mejorando nuestros sistemas de organización: tenemos una estructura muy medida, monitorizamos continuamente nuestro negocio, tomamos decisiones en tiempo real… Vivimos en un mundo incierto en el que debemos ser muy ágiles.
¿Cómo ha impactado esa subida de coste en su sector?
El sector del etiquetado es altamente competitivo y maduro, y la etiqueta es uno de los inputs con menor impacto en la estructura de costes de cualquier empresa; aun así, en ocasiones, el precio resulta decisivo. En Etygraf, estamos convencidos de que no puede ser el único motivo de compra y, por ello, trabajamos para aportar valor a nuestros clientes.
Aun así, conscientes de la situación actual, tratamos de tener siempre un parque de maquinaria muy actualizado para trabajar de forma más sostenible, imprimiendo más rápido, reduciendo el consumo de energía y, por ende, el gasto. Además, contamos con placas solares para autoconsumo. Todo ello nos permite ser más eficientes y ofrecer a nuestros clientes un precio más competitivo.
«Vivimos en un mundo incierto en el que debemos ser muy ágiles»
¿Las etiquetas son hoy más sostenibles que hace años?
Desde luego que lo son, sobre todo en lo que respecta a las tintas y materiales utilizados. En nuestro caso, llevamos ya 10 años introduciendo mejoras en esta línea y, de hecho, hace unos cinco, fuimos los primeros en instalar una máquina flexográfica de secado LED en Europa. A la hora de trabajar en este sentido, no debemos pensar si el consumidor lo valorará o no, simplemente es una exigencia: debemos imprimir de manera más sostenible. Para ello, utilizamos tintas de baja migración, nuestros proveedores trabajan con materiales FCC, muchos ya son 100% reciclados, los que no, son reciclables…
¿Por qué sigue siendo tan complicado hacer marca en el sector hortofrutícola?
A nivel de marca, el sector hortofrutícola está muy lejos de otros de alimentación, pero es totalmente comprensible, ya que muchos de sus productos llegan al mercado con marca de distribuidor. También existe un error recurrente, y es pensar que hacer marca es solo crear un logo y una etiqueta, pero es mucho más; es una cuestión de posicionamiento en el mercado. Otro error común es creer que las marcas solo son de consumidor y nunca se piensa que puedan ser también para el distribuidor, esto es B2B. Personalmente, considero que es en esta segunda donde deben trabajar, definiendo unos valores que, realmente, impacten en su comprador. Ahí está el desafío del sector, en ser capaces de definir un público objetivo, una estrategia y un posicionamiento de marca. Este es un proceso lento, pero ya se están dando pasos.
¿Y el impuesto al plástico?
Baldoví comenta que aún “no sabemos si nos afectará como fabricantes de etiquetas”.