Este año tras hacer la mayoría de entrevistas, como pueden leer en las siguientes páginas, el horario vuelve a ser tendencia sin haber indagado mucho.
Si bien, por una parte, se habla de flexibilizar y adaptar el modelo al siglo XXI, como desde CMR o Frutínter apuntan: “El horario de mercado es obsoleto e ineficiente” o “Un nuevo horario podría flexibilizar esta situación para que los trabajadores estén más activos”. De otro lado, se le define como palanca de cambio para nuevas generaciones con nuevas ideas y más atractivo para los clientes que han cambiado también sus preferencias. Sandra Sitjar, responsable de Comunicación y Marketing de Cultivar, apunta a la falta de un liderazgo que promueva este cambio y a la falta de colaboración de la administración. Para Frutas Candil, el horario «es una necesidad prioritaria, junto con otras demandas que apuntan al cambio del mercado presencial diario».
Creemos que para poder poner en perspectiva esta situación de uno de los mercados líderes en Europa, debemos conocer cómo se produjo este cambio en Barcelona y lo que trajo consigo.
Nos hemos reunido con Susana Aspuro, la jefa del Mercado Central de Frutas y Hortalizas de Mercabarna y Joan Lloch, actual presidente de la Asociación de Concesionarios, que fue el líder del cambio de horario como presidente de la Asociación de Mayoristas. Ellos dos representan a la perfección la unidad del sector como lobby de presión para cambiar las cosas, la renovación generacional con perfiles de alta cualificación, la incorporación de la mujer y la conciliación familiar.
El cambio se produjo en 1989, fue un proceso que se inició en ese año y culminó en 1990. Para Joan Lloch fue un tiempo muy duro personal y profesionalmente, “había muchos obstáculos para evitar el cambio, pero me reuní con todas las empresas y conseguí que todas apoyaran la propuesta, es más, les propuse que si no funcionaba volvíamos a lo anterior”. Nunca volvieron. Pero profesionalmente a Lloch le costó casi un año “de castigo” sin vender, los detallistas decidieron no comprarle durante muchos meses. Sin embargo, el tiempo puso las cosas en su lugar y hoy lo recuerda como uno de los detonantes de que hoy Mercabarna “tenga una gran cantidad de gente joven con talento, impulsando nuevos proyectos dentro de la unidad alimentaria”, explica.
El caso de Susana Aspuro es diferente, ella se incorporó a Mercabarna hace quince años y es clara desde el principio “si no se hubiese cambiado el horario, no habría elegido este sector, no estaría hoy aquí”. Desde su posición ve cómo se ha ido consolidando la renovación generacional, consciente de que gran parte de las empresas y cuarteladas son negocios familiares, donde la pasión por su trabajo es básica y la mejor forma de transmitirlo es a sus hijos. Explica que esto también ha implicado a la distribución y la restauración moderna, ya que al mantenerse el espíritu emprendedor e innovador, se realizan muchas colaboraciones para la expansión del sector.
Ejemplo de ello, es cómo dos de los tres hijos de Lloch han seguido trabajando en Mercabarna, “estoy seguro que con el horario antiguo no seguirían en el negocio, aquí se vive bien, estoy seguro que las empresas que tienen almacén en ambos sitios son los que mejor lo constatan”.
Además, esta continuidad refuerza los proyectos de las empresas a largo plazo, como nos confirman, han apostado por una mayor tecnificación y mejoras de las instalaciones para ofrecer una mayor calidad y servicio a los clientes.
Explica Aspuro que uno de los obstáculos en Mercamadrid podría ser el frutero detallista, el de siempre de barrio, por los costes. “El frutero de hoy está modernizado para la distribución de hoy, ya tienen cámaras y capacidad para el cambio, hoy unos vienen a primera hora, otros vienen al mediodía, de 9 a 17h es un horario muy amplio y da cabida a todos”. Añade que el nuevo horario ha dado un impulso muy grande al mercado, donde tienen planes de crecimiento, pero hoy tienen 442 puestos de venta todo lleno, con un relevo que impulsa la demanda.
También hay muchas empresas en el mercado que tienen sus almacenes y han empezado a hacer IV gama y han hecho colectividades para nuevos proyectos.
Concluye Lloch que, “desde la distancia quizá hay motivos que desconocemos desde Barcelona, pero si se quiere se consigue, tras 35 años hemos confirmado que se trabaja mejor cuando uno ha descansado”.