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Semana contra el Desperdicio Alimentario

Las cooperativas agroalimentarias, como todos los agentes de la cadena de valor, estamos llamados a buscar soluciones innovadoras y colaborativas para reducir este problema.

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Del 23 al 29 de septiembre se celebra la Semana de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, para sensibilizar al consumidor sobre la importancia de aprovechar los alimentos, disfrutándolos y sacándoles el máximo partido.

Son muchas las iniciativas que se realizan estos días para mostrar el compromiso de toda la cadena de valor agroalimentaria para prevenir y reducir el desperdicio alimentario. Desde Cooperativas Agro-alimentarias de España nos hacemos eco estos días de la iniciativa «La Alimentación no tiene desperdicio», de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores, AECOC. Esta campaña de comunicación recoge cuatro mensajes cortos: «Devórala», «Disfrútala», «Aprovéchala» y «Saboréala», dirigidos a diferentes categorías de productos: cárnicos y elaborados, frutas y hortalizas, cereales y productos de mar.

Reducir el desperdicio alimentario solo es posible desde la colaboración entre todos los eslabones de la cadena, por eso es importante destacar durante esta semana las iniciativas de optimización de los excedentes impulsadas por el sector productor, la industria, el comercio, la hostelería, etc.

Una responsabilidad social y medioambiental y una oportunidad económica para las cooperativas

El desperdicio alimentario tiene una gran importancia económica en el sector primario y en la industria. Según datos de la FAO (Food and Agriculture Organization), en Europa un 12% de los alimentos se pierde o se desperdicia en la etapa de manipulación y almacenamiento previa a la transformación, un 5% en la etapa de procesamiento y un 9% en la etapa de distribución y comercialización. Esto supone pérdidas económicas para todas las partes interesadas de las cadenas de suministro alimentario, incluyendo a los consumidores finales. Si trasladamos este dato al terreno económico, estamos hablando de alrededor de un billón de euros, además de los 700.000 millones de euros que supone este desperdicio alimentario en costes ambientales y aproximadamente otros 900.000 millones de euros en costes sociales.

El sector agroalimentario es el primer interesado en mejorar la eficiencia del sistema alimentario, no solo porque opta por la bioeconomía circular y el aprovechamiento integral de los recursos, los residuos y los subproductos, sino porque, muy particularmente, el productor y las cooperativas incurren de entrada en unos costes e inversiones para llevar a cabo su actividad, las cuales solo pueden repercutir sobre el volumen de producto que es efectivamente comercializado y no sobre el descartado.

Además, su conciencia medioambiental inspira también para evitar el despilfarro. Reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos puede llevarnos a reducir las emisiones de efecto invernadero y ayudarnos a combatir la crisis climática.

Por todo ello, las cooperativas agroalimentarias están poniendo muchos esfuerzos en el desarrollo de soluciones innovadoras para este fin, desde las acciones relacionadas propiamente con la valorización de los subproductos, dando lugar a nuevos modelos de negocio, como iniciativas que resaltan el compromiso con el entorno social en que se ubican las cooperativas, pasando por cooperativas donde la reducción del desperdicio es parte de su estrategia empresarial, y que juegan un papel relevante en la concienciación al consumidor.v

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