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¿Se pueden producir más tomates ahorrando agua, energía y abono?

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos –COAG de Cádiz está llevando un proyecto junto a varios agricultores gaditanos para producir más tomates ahorrando agua, energía y abono.

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Un tensiómetro agrícola es un sensor utilizado para medir el esfuerzo que las raíces deben realizar para extraer la humedad del suelo, está provisto de un medidor de presión que mide la tensión en kilopascales (kPa) o centibares (cbars.). La tensión del agua del suelo indica cuándo regar, por lo que favorece el ahorro de agua, ya que cualquier exceso de riego que se aplique se desperdicia por filtración o por evaporación. Y en la misma línea se encuentra el lisímetro, dispositivo introducido en el suelo, que se utiliza para extraer muestras de agua del suelo para su análisis químico, sobre todo de nitrógeno, por lo que puede controlar si el abono aportado con el riego es el adecuado.

Ambas herramientas son protagonistas de un ensayo que está llevando a cabo la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos –COAG de Cádiz, financiado por la Diputación Provincial de Cádiz Área de Transición Ecológica y Desarrollo Urbano Sostenible, y que se enmarca dentro del Proyecto ‘Prácticas de lucha sostenible contra plagas en la agricultura gaditana’.

Concretamente, lo que COAG Cádiz persigue con este proyecto es dotar a los agricultores de los conocimientos precisos para el uso de herramientas que facilitan la gestión de sus cultivos, especialmente el cálculo de las dosis de riego y fertilización, que además de suponer un ahorro de agua, energía e insumos, también beneficia al medio ambiente.

«Lo que buscamos es convertir a los cultivos en invernadero, del sistema agrícola convencional a un sistema sostenible y ecológico»

Las pruebas del uso de tensiómetro y lisímetro se están llevando a cabo en invernaderos de tomate de la Costa Noroeste de Cádiz, en Chipiona y Sanlúcar de Barrameda, donde se concentra el 79% de la superficie protegida de la provincia que, según la cartografía de invernaderos publicada en 2021 por la Consejería de Agricultura, alcanza las 912 hectáreas. El proyecto es extrapolable a todos los invernaderos que cultivan hortícolas de la provincia de Cádiz.

“De ahí surge la idea -añade- de dotar a los agricultores de los conocimientos precisos y necesarios sobre la tecnología que tiene a su alcance y cuál es la utilidad práctica de las herramientas que se encuentran a su disposición para facilitar la gestión de sus cultivos. Sobre todo, en lo referente al cálculo de las dosis de riego y fertilización”.

Apuesta por la innovación en los invernaderos gaditanos

Asimismo, COAG Cádiz continúa avanzando en la apuesta por la lucha biológica para controlar las plagas en los invernaderos, con la introducción de organismos de control biológico, sustancias naturales para prevenir y curar plagas y enfermedades, que están demostrando la eficacia de sus resultados en comparación con productos fitosanitarios químicos de síntesis.

“En definitiva -concluye Yolanda Gil- lo que buscamos desde COAG Cádiz es implementar las acciones necesarias para convertir los cultivos hortícolas, cultivados en invernadero, del sistema agrícola convencional a un sistema sostenible y ecológico mucho más respetuoso con las personas y el medioambiente”.

Fuente: Agroinformación

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