Las autoridades rusas han destruido 19 millones de kilos de alimentos desde 2014, la mayor parte de ellos correspondientes a hortalizas y frutas, ya que hasta el mes de julio, según el Servicio Federal de Rusia para la Vigilancia Veterinaria y Fitosanitaria, Rosselkhoznadzor, se habían destruido 16’13 millones de kilos de frutas y hortalizas de un total de 16’6 millones de kilos de productos agroalimentarios.
La destrucción se produce, según señalan las autoridades de la Federación Rusa, en cumplimiento de la prohibición de importación de productos agroalimentarios procedentes de la Unión Europea (UE), Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda y Australia, que Vladimir Putin estableció en agosto de 2014 en “represalia por las sanciones occidentales impuestas a Rusia tras su anexión a la península de Crimea”.
Del total de importaciones, solamente 278.000 kilos de los productos que fueron confiscados pudieron ser salvados de la destrucción, según fuentes del Rosselkhoznadzor.
La práctica de destruir alimentos data de agosto de 2015, un mes después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenara la destrucción física de frutas y verduras, productos lácteos, carne y otros productos agrícolas importados a Rusia de los países incluidos en la lista negra, una medida que fue muy mal vista por la población rusa, puesto que en su memoria aún permanecen las hambrunas de la Segunda Guerra Mundial y de la escasez que se produjo tras la caída de la Unión Soviética.
Fuente: Hortoinfo