Esta situación es precisamente lo que ha sucedido esta campaña con la aparición de una nueva raza de bremia, la 41EU, a la que han tenido que adaptarse rápidamente trabajando por incluir su resistencia a todas y cada una de sus variedades, tras el objetivo de continuar completando el portfolio los 12 meses con paquete de resistencias completo.
La progresiva reducción en el uso de químicos a la hora de tratar los cultivos ha hecho que la virulencia sea muy rápida y agresiva, por lo que algunas casas de semillas optan por seleccionar material similar en el mismo segmento con una base genética diferente y así tener dos o tres alternativas en el cultivo, es decir, que “el productor no se la juegue todo a una”.
En los últimos años, han sido el Fusarium y la Bremia o el Mildiu de la lechuga las principales preocupaciones de los programas de mejora. Preocupaciones a las que se ha intentado responder también mediante un buen manejo de sus equipos técnicos, así como con la creación de ecosistemas que favorezcan el control biológico de plagas, con reservorios de insectos auxiliares que ayudan a mantener el equilibrio y reducir la necesidad de tratamientos químicos.
Otra tendencia en el I+D+i es lechugas de nervio sólido, es decir, sin huecos en los nervios presentes en la lechuga convencional, más compacta, que minimiza los golpes y roturas durante el transporte y, con ellos, la oxidación y el desperdicio alimentario.
Todo ello en su afán de ofrecer variedades con alta densidad, peso elevado, plasticidad y uniformidad, entre otras características.
En cuanto a tipos, a pesar de que la lechuga iceberg sigue siendo el producto más demandado y, por tanto, con mayor superficie cultivada, la tendencia hacia variedades como la mini romana y la little gem está creciendo. Asimismo, se observa que las lechugas de especialidades están ganando terreno, donde la demanda de productos innovadores y con un valor añadido está en aumento.
En espinaca, el foco está puesto en desarrollar la resistencia a leaf spot y a peronospora (mildiu) y también consideran prioritario que las variedades tengan tolerancia a sales, que puedan hacer frente a las adversidades climáticas y que sean rústicas.
Mecanización en campo
Pero más allá de la sanidad vegetal, el sector se enfrenta a otros retos como la escasez de agua (en la Región de Murcia, principal zona productora de lechuga, donde hay déficit de precipitaciones) y la falta y elevado coste de la mano de obra. Para responder a este último desafío, las casas de semillas trabajan por ofrecer en todas las tipologías soluciones adaptables a la recolección mecanizada en campo con una planta más vertical, y una longitud de cuello mayor (2-3 cm más que las variedades tradicionales), lo que ofrece un margen de corte con la máquina y también son más fáciles de cosechar manualmente. Sin embargo, desde el sector creen que, aunque la Inteligencia Artificial avanza, aún no hay tecnologías plenamente funcionales que puedan sustituir la labor manual del cultivo de hoja: “El ojo humano sigue siendo fundamental en la selección del producto”, señalan desde El Dulze.
Todo esto y mucho más lo descubrimos el pasado mes de febrero cuando visitamos el denominado ‘Silicon Valley’ de la lechuga en el Campo de Cartagena, Murcia, donde las casas de semillas internacionales abrieron las puertas de sus fincas experimentales para mostrar sus últimos desarrollos en lechugas y otros productos de hoja. Te ofrecemos la información con más detalle en las siguientes páginas.
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