Economista y consultora, llegó al sector agroalimentario hace 17 años, pero antes había pasado por varias multinacionales de diferentes sectores y vivido en Londres o EE UU. Así que sabe muy bien lo que es sortear obstáculos en un «mundo de hombres». En el año 95 abrió un hotel rural en Extremadura y fue dejando a un lado los continuos viajes en avión. Desde hace dos décadas vive en el Valle del Jerte, y hace tres años que es la gerente de la Cooperativa del Campo Navaconcejo. Separada, con dos hijas y con toda su familia en Madrid, hace filigranas para conciliar, «pero lo consigues a costa de no tener tiempo para ti». «Hemos andado mucho camino, resume, pero queda mucho por hacer».
Desde su posición, ¿cómo valora el actual papel de la mujer y su evolución en el sector hortofrutícola?
El papel de la mujer en el sector agrícola y hortofrutícola es imprescindible y primordial, lo ha sido siempre. El sector no sería lo que es, pero como en otros no está reconocido ni valorado nuestro trabajo. En el sector de la cereza del Valle del Jerte, en el que yo trabajo, priman los roles como en tantos otros, por más que se esté avanzando. Aquí, por ejemplo, el hombre se ocupa más de la recolección y las mujeres del empaquetado. Pero hay una tendencia al cambio porque la mujer cada vez reivindica más hacer los mismos trabajos. A las pruebas me remito. Yo por ejemplo estoy todo el día tratando con hombres, con socios agrícolas. Queda mucho camino por andar, pero también es verdad que ya es mucho el camino andado.
El problema es acceder a las cúpulas. Yo pasé por un proceso de selección bastante duro, con muchos candidatos en competición. Pero llevó así toda mi vida, batallando en un mundo de hombres. Es muy complicado.
¿Ve este sector más hostil que otros para el desarrollo pleno de la mujer?
-Ni más ni menos que otros. Te vas a la hostelería o al turismo y los roles están igualmente asignados. Y cada vez se tiende a que estén menos diferenciados. Y lo mismo entre los taxistas. Insisto, mucho camino andado, pero mucho por andar todavía.
¿Qué cree que aporta la mujer a la gestión de las empresas?
Es que si creemos que aporta algo diferencial entonces volvemos a caer en los estereotipos otra vez. Depende del perfil. Ni más ni menos que lo que pueda aportar un hombre. Hay unas diferencias físicas ineludibles, no somos iguales, pero a partir de ahí yo me he encontrado a mujeres con el estereotipo femenino muy desarrollado:i capacidad de organización, etc, pero me he encontrado a hombres que también tienen este mismo perfil. Y al contrario. Si caemos en los estereotipos estamos negando la igualdad.
¿En qué medida contribuye su empresa y su propia gestión directiva a las políticas de igualdad? ¿Cree que son necesarias?
En nuestra cooperativa, el consejo rector cumple con la equidad. La vicepresidenta es mujer. Y las responsables de Calidad y Producción también son mujeres. A la hora de contratar, mi filosofía ha sido hacerlo por valía y experiencia, no por sexo ni por roles, faltaría más. Ojala no tuvieran que existir la leyes de igualdad y de paridad. Así debería ser, pero, lamentablemente, si no existe la filosofía de la igualdad hay que aplicar estas políticas. Yo lo de la conciliación lo llamo de broma la «no conciliación». En este país no se concilia ni por asomo. Yo tengo dos hijas y estoy en Extremadura sola porque mi familia está en Madrid. Y tienes que hacer virguerías a costa de no tener tiempo para ti, pero con organización lo haces. Así que lamentablemente esas políticas son necesarias. Pero la tendencia debe ser a que no sea un imperativo legal.
Romper el techo de cristal y alcanzar puestos de responsabilidad como el suyo no es fácil para las mujeres, ¿ha encontrado estos obstáculos en su carrera?
Claro que he sufrido los obstáculos! Por ejemplo, en una multinacional donde trabajaba y que aplica supuestamente medidas de igualdad me dijeron que no me ascendían a directora de departamento porque no me veían capaz de dar un puñetazo en la mesa en una negociación, cayendo otra vez en el estereotipo. Mi respuesta fue que para ejercer el liderazgo en una empresa no hace falta dar puñetazos en la mesa. Eso es fácil y lo hace cualquiera, lo difícil es conseguir las cosas de otras maneras.
¿Cree, como se afirma en diferentes ámbitos, que los avances en igualdad de los últimos años pueden verse amenazados?
La historia demuestra que cuando se han dado pasos adelante en derechos han sido pasos de elefante. Es decir, lentos pero firmes. Me costaría mucho creer que la sociedad permitiera dar un paso atrás. Creo que es más el ruido que las nueces. O por lo menos lo quiero creer así.