Inicio de campaña
Prácticamente, está ocurriendo lo mismo que en 2021. Cuando nos preparábamos para una campaña de volúmenes normales y muy buena calidad, gracias al clima del invierno, se produjo una helada tardía que perjudicó gravemente algunas zonas y episodios de fuertes lluvias, desmontándonos el planteamiento precampaña. Este año empezamos muy temprano, a finales de marzo en Huelva, aunque después de lo que ha llovido, habrá que esperar para ver los niveles de Brix y el comportamiento de la fruta. A nivel nacional, sorprendentemente, Murcia va más atrasada, tanto en las zonas precoces como más tardías, luego puede haber menos solapamiento entre las distintas producciones, lo que debería favorecer las ventas.
Precios, oferta y consumo. El consumo baja cada año y la rentabilidad del sector es más complicada. Las campañas con algún problema climático mejoran los precios al escasear el producto, pero no los niveles de consumo, ni tampoco solucionan los problemas estructurales del sector. Tenemos que invertir esta tendencia, algo necesario para consolidar el sector y que solo se podrá conseguir con una estrategia común con nuestros clientes.
Debemos promocionar y afianzar los programas de venta de frutas que coman “mejor” junto a los supermercados, que sean conscientes de la importancia del sabor. Hay que ofrecer una fruta más sabrosa al consumidor, recolectada próxima a su punto de madurez óptimo, para que esté satisfecho y repita compra. Y eso implica, aparte del compromiso de los clientes, la renovación varietal y eliminación de las variedades no gustativas; un punto de recolección más avanzado y garantía de niveles mínimos de Brix; y la evolución de los parámetros en los controles de calidad a la entrada en los supermercados para no tener rechazo por fruta “blanda”.
Igualmente, hay que controlar los coeficientes multiplicadores para que el precio en tienda no suponga un freno a la compra cuando a veces puede llegar a ser 2 o 3 veces más alto en el lineal que en origen; sobre todo, en momentos de fuerte producción.
Conclusión. Solo hace falta una pequeña mejora en los precios de retorno de la fruta en campo, un margen que los supermercados podrían asumir perfectamente para garantizar la continuidad y sostenibilidad de la producción, sin la que nadie podría operar.