Son una pieza clave del negocio, y por ello, además de por el esfuerzo de los últimos meses, merecen un reconocimiento a su labor, haciendo posible que, en ninguna mesa, faltasen frutas y hortalizas durante el confinamiento. Desde la revista Mercados hemos querido contarles cómo han transcurrido estas semanas en Mercamadrid y, para ello, nos hemos puesto en su piel.
Mercamadrid se blinda frente al COVID-19 (16 al 29 de marzo)
Garantizar el abastecimiento ha sido nuestro objetivo desde que se decretó el estado de alarma. En la medianoche del 16 de marzo, todo comenzó cambiar. Para entrar en la Unidad Alimentaria, tuve que demostrar que trabajaba allí; una vez dentro, no pude tomar ni un café. El merca era distinto: los espacios públicos estaban cerrados, el acceso restringido y la higiene extrema nos acompañaría durante las próximas semanas.
En una mañana, entran hasta 800 camiones. La psicosis de la ciudadanía se ha traducido en un gran acopio de alimentos que supone la recepción de un 16% más de productos. Sin embargo, en unos días, la actividad se ha normalizado. Solo lamentamos el cierre del Horeca y los mercadillos. Hemos perdido entre un 20-30% de las ventas.
El 21 de marzo, a las 7 de la mañana, el mercado se llenó de aplausos. No somos sanitarios, pero también jugamos un papel fundamental; tanto que el Rey realizó su primera videoconferencia y fue para interesarse por Mercamadrid.
La cara más solidaria (30 de marzo al 12 de abril)
Las dos primeras semanas de confinamiento no han sido fáciles para nadie, ni para los mayoristas ni para quienes nos visitan a diario. Las labores de limpieza y evitar contagios siguen siendo prioritarias. ¡Un 700% ha aumentado el uso de jabón antiséptico! Ahora nos toca ser solidarios.
Los transportistas lo han pasado muy mal estos días. Cansados de conducir, han llegado al merca y no han encontrado donde asearse y descansar. Finalmente, Mercamadrid puso en marcha dos puntos de avituallamiento donde, además, se les entrega comida y bebida. También hay que agradecer la donación de EPIs por parte del Ayuntamiento; no ha sido fácil conseguirlas, ni pagarlas, estos días.
Este año, hasta el Sábado Santo ha sido diferente. Aquí estamos para seguir cumpliendo con nuestra labor: suministrar alimentos para 12 millones de consumidores.
El inicio de la normalidad (13 al 26 de abril)
Poco a poco, vamos recuperando cierta normalidad. Ya no vendemos tantas patatas, cebollas o cítricos, ahora los clientes ya buscan algo más: fruta de hueso, melón, sandía. Seguimos sin fallar, pero lo cierto es que, con los menores volúmenes en el campo, a veces no contamos con las cantidades que nos gustaría.
Ha pasado un mes desde el inicio del estado de alarma y ¡cómo echo de menos un café con los clientes! Muchos hacen sus pedidos por teléfono o email y luego solo vienen a recogerlos. La verdad es que se han adaptado como nadie a la nueva situación y, por eso, todos debemos estar a la altura. En algunos puestos llevan días abriendo incluso un poco antes. Aun así, solo con sus ventas, no vamos a poder recuperar lo perdido sin el Horeca ni los mercadillos; al menos los supermercados están ahí y las exportaciones siguen funcionando.
Los minoristas están a la altura (27 de abril al 10 de mayo)
Cuando comenzamos el confinamiento temimos por una parte importante de nuestros clientes, es decir, esas tiendas de barrio, tenderos del Mercado de Abastos, ambulantes… Sin embargo, como se suele decir, en tiempos de crisis se agudiza el ingenio y ellos han demostrado que no solo no han desaparecido, sino que incluso algunos se han reforzado. El teléfono y el whatsapp, junto con el servicio a domicilio, han sido sus herramientas durante esta crisis. Incluso conozco ambulantes que se han dedicado a recorrer cada día un municipio de Madrid para repartir fruta y verdura. Han sabido reinventarse y eso les ha permitido seguir trabajando e incluso hacer crecer sus ventas. Tanto es así, que hay detallistas que nos han dicho que han vendido en una semana lo que venden en un mes.
Mientras, en el Merca seguimos trabajando por estar al pie del cañón. La actividad se ha normalizado y hay menos miedo. De hecho, hasta se agradece una mayor organización y orden en el día a día. Esperemos que esta forma de funcionar se mantenga más allá del confinamiento.
Orgullosos de trabajar en el sector (11 al 24 de mayo)
La demanda se ha estabilizado y el nivel de ventas, aunque sigue siendo fuerte, no es tan alto como en las semanas anteriores. De toda esta situación, nos quedamos con que hemos sido capaces de abastecer a la ciudad de Madrid en una crisis mundial sin precedentes y ahora somos, cada uno, un poco más conscientes de la relevancia de nuestro trabajo. Nos sentimos orgullosos de lo que hacemos y de que la sociedad valore nuestro esfuerzo.
Tanto es así, que sus SS. MM. Los Reyes de España nos han visitado en plena actividad (21 de mayo), en reconocimiento a la labor y esfuerzo que hemos realizado en estos dos meses.
También nuestra labor solidaria ha sido espléndida. Según Asomafrut, hemos donado 75.000 kg de fruta y hortaliza a más de 5.000 familias vulnerables, sin contar las acciones realizadas por la propia Unidad Alimentaria. Somos un sector esencial para la población y también para los más necesitados. Nuestras empresas han sabido dar el do de pecho en este ámbito.
Bienvenidos vendedores ambulantes y restauración (25 de mayo al 8 de junio)
Madrid entra en la fase 1 de la desescalada. Al fin puede abrir la hostelería, solo terrazas y con aforo limitado al 30%. Los mercadillos también vuelven, pero que estos negocios inicien su actividad de forma limitada no nos permite recuperar el nivel de ventas que teníamos antes del Estado de Alarma. Ahora hay mayor presencia de gente en el Merca por los pasillos de las cuarteladas y sin embargo las ventas no alcanzan el nivel de hace un par de semanas.
En la desescalada se abren las primeras cafeterías y finaliza el punto de avituallamiento para transportistas que ha estado presente durante seis semanas.
El viernes 29 de mayo los trabajadores de Mercamadrid detuvimos nuestra actividad para llevar a cabo un minuto de silencio en homenaje a las víctimas del COVID-19. Un momento triste, solemne y que esperamos no tenga que volver a repetirse nunca. Damos gracias por haber llegado al fin a la tan famosa “nueva normalidad”, en la que somos conscientes de que nuestro papel seguirá siendo esencial.