El informe sobre la confianza refleja una encuesta de 19 800 consumidores procedentes de 18 países europeos por la que se midió la confianza en el sistema alimentario y en los productos alimentarios. El estudio lo llevó a cabo un consorcio de socios académicos paneuropeos, incluyendo la Universidad de Reading, el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC), la Universidad de Aarhus, la Universidad KU Leuven y la Universidad de Varsovia.
De todos los actores dentro del sector alimentario, los agricultores son los que más confianza inspiran en el público; dos tercios (el 67%) de los consumidores europeos han notificado que confían en los agricultores, a diferencia del 13% que no lo hace. En España, más de ocho de cada diez consumidores (el 81%) afirman que confían en los agricultores, la mayor proporción de toda Europa. Los consumidores españoles también tienen más probabilidades de pensar que los agricultores prestan atención a las inquietudes del público; en concreto, dos tercios (el 66%) de los consumidores de España están de acuerdo con esta apreciación, en comparación con la media europea del 52 %.
Los minoristas son el siguiente grupo que más confianza inspiran. El 53% de los consumidores manifiestan su confianza, un aumento del 7% desde 2018, lo cual posiblemente se relaciona con la pandemia de la Covid-19 y el agradecimiento al sector por mantener el suministro de alimentos y facilitar el acceso a ellos. Al igual que sucede con los agricultores, España presenta el mayor nivel de confianza en los minoristas de toda Europa, con un 69%.
En cambio, la confianza en los organismos gubernamentales y los fabricantes de alimentos va a la zaga, pues menos de la mitad de los consumidores de todos los países (un 47% y un 46%, respectivamente) aseveran que confían en dichos grupos. Al mismo tiempo, más de un cuarto de los consumidores (un 29% y un 26%) directamente desconfían de las autoridades gubernamentales y de los fabricantes, respectivamente.
Insatisfechos en salud y sostenibilidad
En lo tocante a la confianza en los propios productos alimentarios, los consumidores piensan que la seguridad de los alimentos se ha reforzado en términos generales; en comparación con 2018, un 8% más de personas (en total, el 55%) afirman que los alimentos son seguros en general. Sin embargo, en cuanto a la salud, aunque siete de cada diez (el 71%) declara preferir las opciones saludables a las que no lo son siempre que pueden, menos de la mitad (un 43%) de los consumidores europeos creen que los productos alimentarios son seguros a nivel general. Mientras tanto, solo cuatro de cada diez (un 40%) confían en que los productos que compran son auténticos en términos generales, no falsos ni artificiales.
Asimismo, solo tres de cada diez consumidores (un 30%) confían en que los productos alimentarios se fabriquen en general de manera sostenible (es decir, de manera respetuosa con el medio ambiente y éticamente responsable, con un uso eficiente de los recursos), en comparación con un 42% que piensa que la producción no es sostenible.
Esta situación está reñida con los valores de los consumidores europeos, de los cuales más de tres cuartos (el 76%) afirman que se sienten en la obligación moral de utilizar productos respetuosos con el medio ambiente, mientras que seis de cada diez (el 60%) afirman que, si pueden, prefieren comprar productos sostenibles a los que no lo son. Ello pone de manifiesto una clara oportunidad de satisfacer la demanda de los consumidores de productos más ecológicos.
Sobre estos resultados el profesor Klaus Grunert, del Departamento de Gestión de la Universidad de Aarhus, ha afirmado que “conforme la población mundial se acerca a los 10.000 millones para 2050, necesitamos tecnología innovadora y estrategias de colaboración desde el campo hasta el plato para suministrar productos alimentarios saludables y de fácil acceso de manera sostenible. El informe sobre la confianza de EIT Food revela que el sector alimentario cuenta con claras oportunidades de demostrar que obra en beneficio del interés común y satisface la demanda de los consumidores en materia de salud y sostenibilidad”.
Por su parte, Saskia Nuijten, directora de Comunicación y Participación Pública de EIT Food, ha afirmado que “los acontecimientos de 2020 han mostrado a muchos consumidores lo importante que es la infraestructura alimentaria, desde mantener el suministro de productos en los supermercados a considerar la manera en que la producción de alimentos afecta al medio ambiente. A medida que tratamos de recuperar la economía en el próximo año, fomentar la confianza entre los consumidores y el sector alimentario será esencial a la hora de mejorar los alimentos para todos”.
“En definitiva, para crear un sistema alimentario con proyección de futuro, debemos situar a los consumidores como eje central del desarrollo, la producción, la distribución y la promoción de los alimentos. Muchos de los proyectos de EIT Food involucran directamente a los consumidores para potenciar la transparencia y fomentar de este modo las opciones alimentarias saludables y sostenibles”, ha añadido.