Para Alemania y la Unión Europea (UE) impulsar la agricultura ecológica es una prioridad política; y ambos han fijado objetivos para 2030 en este sentido. Así, la UE pretende que el 25 % de la tierra cultivable sea ecológica para entonces, tal y como señala su principal política alimentaria, la estrategia “De la granja a la mesa”; Alemania va más allá y ha fijado su meta en el 30 %.
De alcanzarse este objetivo, se podrían ahorrar hasta 4.000 millones de euros de los costes ambientales y climáticos causados por las emisiones de nitrógeno y gases de efecto invernadero. Así lo refleja un estudio que ha contado con el apoyo del Ministerio alemán de Agricultura y que ha sido publicado recientemente por investigadores de la Universidad Técnica de Munich.
Tras comparar y poner precio a los impactos negativos de la agricultura orgánica y de la convencional en el clima y el medio ambiente, los investigadores concluyeron que estos costes implícitos son entre 750 y 800 euros más altos por hectárea en la agricultura convencional.
Durante diez años, los investigadores siguieron de cerca 40 granjas orgánicas y 40 convencionales para recopilar y comparar datos, explicó el autor principal, Kurt-Jürgen Hülsbergen, durante la presentación del estudio en Berlín.
Menos nitrógeno, suelos más sanos
Según el investigador, varios factores clave ayudan a que las explotaciones orgánicas sean menos dañinas para el medio ambiente que la media de las convencionales.
“Por un lado, la agricultura orgánica usa mucho menos nitrógeno: 20 kilogramos por hectárea, en comparación con un promedio general de 80 a 100 kilogramos en Alemania;” -explicó- “este es un logro destacable”.
La agricultura orgánica no utiliza fertilizantes minerales a base de nitrógeno, sino que en su lugar depende de fertilizantes orgánicos como el estiércol o el compost, al tiempo que mejora la fertilidad del suelo a través de ciertos métodos agrícolas.
Además de minimizar las emisiones perjudiciales de óxido nitroso, detalló Hülsbergen, esto también significa que la agricultura orgánica consume mucha menos energía, ya que la producción de fertilizantes sintéticos necesita mucha energía.
Finalmente, el investigador también destacó el mejor desempeño de la agricultura orgánica cuando se trata de los suelos agrícolas y de su capacidad para almacenar carbono, al funcionar como sumideros de carbono.
Las técnicas que se utilizan a menudo en la agricultura orgánica, como los diversos sistemas de rotación de cultivos adaptados a las características de la tierra, pueden traer “enormes beneficios de almacenamiento de carbono”, subrayó Hülsbergen.
Mejor huella climática, pero menos alimentos
Sin embargo, esta imagen optimista trae una advertencia importante: la agricultura orgánica aún produce significativamente menos alimentos por área, es decir, produce rendimientos más bajos que la convencional.
“La agricultura orgánica ofrece muchas ventajas: desde precios estables hasta aportes reducidos de nutrientes e ingredientes activos introducidos en el medio ambiente. Pero el estudio muestra claramente que la agricultura orgánica requiere casi el doble de tierra por unidad de grano que la agricultura convencional”, explicó Peter Breunig, profesor de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Weihenstephan-Triesdorf.
Para Breunig, este hecho es significativo frente a la limitación de tierra disponible.
“En Alemania y la UE ya necesitamos más tierra para la agricultura de la que está disponible”, enfatizó. “Cada aumento en la demanda de tierras, ya sea del lado de la oferta o de la demanda, aumenta la presión global sobre las áreas naturales con consecuencias para el clima y la biodiversidad”.
Por ejemplo, si una granja cambia de agricultura convencional a orgánica, necesitará más tierra para producir la misma cantidad de alimentos que antes. Esta tierra adicional deja así de estar disponible para utilizarse de una forma más beneficiosa para el clima y el medio ambiente, como pueda ser plantando o protegiendo los bosques.
“El hecho de que la expansión de la agricultura orgánica siempre genere beneficios para la biodiversidad y el clima se cuestiona cada vez más en la comunidad científica”, concluyó Breunig.
Hülsbergen también admitió que existe “una brecha de rendimiento en comparación con la agricultura convencional”.
Sin embargo, se mostró optimista y resaltó que se deben tomar medidas para ayudar a la agricultura orgánica a ponerse al día. “Desde mi punto de vista, esto puede ser posible; para lo que necesitamos investigación, desarrollo y optimización del sistema”, dijo.
¿Lo orgánico resiste más las crisis?
Mientras tanto, los agricultores orgánicos y los productores de alimentos también argumentan que, más allá de la cantidad producida, la resiliencia de la producción de alimentos también es clave, y es ahí donde, en su opinión, la agricultura orgánica parte con ventaja.
Para Tina Andres, presidenta de la asociación alemana de alimentos orgánicos BÖLW, esto se refleja en las tendencias en los precios de los alimentos desde el comienzo de la guerra en Ucrania.
Mientras que los precios de los productos alimenticios producidos tanto orgánica como de manera convencional en los supermercados alemanes aumentaron debido a la inflación y al aumento de los costes de producción, los picos han sido significativamente menores para los productos orgánicos.
El precio de la mantequilla en los supermercados alemanes, por ejemplo, se incrementó en un promedio del 59 % para los productos convencionales entre noviembre de 2021 y noviembre de 2022, en comparación con el 29 % de la mantequilla orgánica, según datos recopilados por la asociación.
“Los datos lo demuestran: los alimentos orgánicos tienen un precio estable y funcionan como un freno a la inflación”, subrayó Andres durante una reciente conferencia de prensa.
Para BÖLW, esto se debe sobre todo a que las explotaciones orgánicas no dependen de los fertilizantes sintéticos y, por lo tanto, no se han visto afectadas por los máximos de precios causados por los altos precios de la energía y la interrupción de las importaciones de fertilizantes minerales de Rusia y Bielorrusia.
“Este potencial debe ser utilizado para los consumidores, la agricultura y el medio ambiente”, concluyó Andres.