Según refiere el periódico francés La Tribune, existe una desconfianza generalizada en las condiciones de higiene de los supermercados, que sumado al miedo a la escasez de alimentos, y al deseo de solidarizarse con los productores franceses, entre otras, podrían ser algunas de las razones por las que los circuitos directos están triunfando en Francia. Aún así, todavía no se han analizado las razones de la locura por este tipo de venta directa que se ha observado desde el comienzo de la contención. Pero lo cierto es que en las últimas dos semanas, los agricultores que venden sus productos directamente a los consumidores han estado cada vez más solicitados.
En este contexto cobra mucha importancia los “drive fermiers”, literalmente “paseos de agricultores”, en los que se recogen las cestas que previamente han sido pedidas por internet. De esta forma, se minimiza el contacto con los vendedores y con otros clientes.
Según Jean-Marie Lenfant: «Los cincuenta agricultores que forman parte de la red de la cámara agraria «Bienvenue à la ferme» están desbordados por las solicitudes», confirma su presidente delegado.
Los productores que se han visto afectados por el cierre de otros puntos de venta como la restauración o los mercados se han sumado también a estos canales lanzando campañas y se han registrado en las plataformas. «Esto demuestra una gran resistencia del enfoque multicanal, que nos permite segmentar los ingresos. Esto es fundamental para la resistencia de las granjas, porque compensa las pérdidas en otras áreas.»
Cagette.net es una de las página web online desde la que se puede reservar la cesta del mercado online, y desde su lanzamiento en 2015 ha convencido a 2.750 productores, de los cuales 450 funcionan mediante suscripción pagada. Ha registrado 320 nuevos productores inscritos en toda Francia desde el sábado pasado, gracias a una oferta de período de prueba gratuita con acceso simplificado, destinada a «ayudar» a los agricultores en dificultades. Kuupanda, otra de las plataformas online con más peso, está suprimiendo todas las comisiones a los productores durante la crisis, que normalmente eran del 11%. Esto ha atraído a 60 nuevos miembros, el mismo número que en los seis meses anteriores y sube cada día, según asegura Pablo Fernández, su cofundador español.
Las plataformas online que sostienen este mercado, facilitando el contacto con los consumidores confirman este aumento de actividad. «Los pedidos de nuestros productores se han cuadruplicado», dice Sébastien Zulke, cofundador de Cagette.net. «Algunos productores no dan a basto con las respuestas, de unas diez al día antes de la crisis, las compras diarias han aumentado a unas cien», dice Pablo Fernández.
Y es que es un hecho que las fincas con entregas a domicilio de productos están saturadas. Cultures Locales, una una nueva empresa que entrega en París productos cultivados en un radio de 120 km de la capital, la cesta media ha crecido un 44%, y los espacios de entrega, aunque se han duplicado, se llenan con una semana de antelación, dice el fundador Thierry Clastres. La empresa, creada en diciembre, alcanzó en tres meses el volumen de negocio que había previsto en dos años. Kelbongoo, que lleva entregando productos desde Picardía a París desde 2013, ha quintuplicado el tráfico de su sitio web, así como un aumento de más del 30% en el número de pedidos.
Sin embargo, este incremento de ventas podría ser mucho más alto, pero actualmente los productores se ven limitados por sus herramientas de producción como la capacidad de recogida de los camiones o el espacio en los puntos de recogida. Además, en esta nueva adaptación entre demanda y oferta, los agricultores que ya practicaban la venta directa, a domicilio o en el mercado, son los más ventajosos. «La venta directa es una profesión altamente profesionalizada y regulada”, observa Jean-Marie Lenfant, señalando la necesidad de seguros específicos, equipos como cajas registradoras, etc., entre otras cosas. Las cámaras de agricultura tienen que apoyar a los agricultores a que den el salto, y para esto se necesita un poco más de tiempo.
Alicia Narváez