FEPEX considera que también se deberían evaluar los efectos acumulativos de los acuerdos comerciales en el sector de frutas y hortalizas por considerar que es uno de los mayores afectados por las negociaciones con países terceros. La política comercial es determinante para la rentabilidad de las campañas de muchos productos para un sector, como el hortofrutícola, que depende del mercado, cuyos niveles de precios están determinados en gran medida por la oferta de terceros países, y la eficacia de las medidas previstas en los acuerdos comerciales, tanto bilaterales como multilaterales, según FEPEX.
El debate sobre el impacto económico acumulativo de los acuerdos comerciales en la agricultura de la UE que ha iniciado la Comisión es una repuesta a la preocupación de diversos sectores agroalimentarios y distintos países por la liberalización continúa del mercado comunitario.
El estudio se refiere a doce acuerdos comerciales que todavía no se han aplicado; de entre ellos, algunos ya se han negociado (Canadá, Vietnam), mientras que otros se encuentran en diferentes fases de negociación (EE. UU., Mercosur, Japón, Tailandia, Indonesia, Filipinas), dos tienen aún pendiente el inicio de su negociación (Australia, Nueva Zelanda) y otros dos implican la modernización de acuerdos ya existentes (Turquía, México).
El análisis se limita a algunos sectores “clave” según la Comisión Europea: carne, productos lácteos, cereales, azúcar, arroz y aceites vegetales. Explica que “debido a las limitaciones de las metodologías disponibles, determinados productos agrícolas fundamentales quedan excluidos de los análisis más detallados del estudio. No se han podido cuantificar en detalle las posibles ventajas en relación a importantes productos, como las frutas y hortalizas, el vino, el aceite de oliva y los alimentos transformados en general (que representan el 70% del vapor de las exportaciones agroalimentarias de la UE”.
FEPEX considera también que la ampliación del estudio para incluir al sector de frutas y hortalizas debería incluir, además, el análisis de las barreras fitosanitarias, a pesar de las dificultades metodológicas que la Comisión reconoce que plantea su análisis.