La soberanía alimentaria fue el tema elegido para poner punto final ayer al I Encuentro Digital de Frutos Rojos y, para analizar este concepto en toda su amplitud, esta última sesión contó con la participación de Francisco Sánchez, gerente de Onubafruit, Martin Baumer, director del Departamento de Compras de Landgard, y Lucía López, coordinadora de la ONG Justicia Alimentaria.
El de las berries es un sector eminentemente exportador y, de hecho, el 80% de su producción se comercializa fuera de nuestras fronteras, una cifra que, en el caso de Onubafruit, puede llegar al 95%. “Es peligroso poner barreras”, afirmó el gerente de Onubafruit, y más con una población mundial creciente. “¿Cómo nos alimentaremos si nadie es autosuficiente?”, se preguntó y añadió que los productores españoles no pueden reivindicar una soberanía alimentaria en el más estricto sentido del término porque perjudicaría su negocio si los países de destino de las frutas y hortalizas también impusieran esta preferencia.
Lo local no debe circunscribirse a lo más cercano, sino que podría entenderse también como aquello producido a nivel nacional, e incluso, europeo.
De ser o no autosuficiente habló Martin Baumer. “Alemania solo produce el 25-30% de las frutas y hortalizas que consume, luego necesitamos mantener las relaciones comerciales con otros países”. El clima hace inviable la producción en Alemania durante buena parte del año, solo en los meses de verano cuentan con producción propia; de ahí que países como Francia, Italia y, cómo no, España sean sus proveedores. “El consumidor alemán está dispuesto a pagar más por el producto local, y lo prioriza, pero no siempre lo hay”, explicó.
Según Baumer, durante la pandemia, “el consumidor se ha vuelto más sensible” y, sobre todo entre los jóvenes de 25 a 40 años, “existe otra mentalidad, hacen compras diarias y miran la etiqueta de los productos”, buscando, entre otras cosas, su origen.
Es esta tendencia la que, según Lucía López, permitiría llevar a la práctica la llamada soberanía alimentaria en su más estricta definición, entendida como la priorización de las producciones locales frente a las de importación, el derecho de los consumidores a elegir y la protección de los agricultores frente al dumping de terceros países.
“En España existe una demanda de la sociedad, que ahora sí mira la etiqueta y se preocupa más por el medio ambiente”, afirmó López. Y en esta nueva mentalidad del consumidor no encajan los “alimentos kilométricos”.
Para alcanzar esa soberanía alimentaria, según Justicia Alimentaria, es clave promover los circuitos cortos de comercialización, la diversificación de los cultivos, reducir la producción en pos de una mayor calidad de los alimentos y trabajar en línea con los principios de la agroecología.
¿Es posible la convivencia?
“Realmente no estamos tan lejos”, dijo Francisco Sánchez a Lucía López; es más, “estamos solo a 500 agricultores de diferencia”. Según el gerente de Onubafruit, modelos de negocio como el suyo han contribuido a eliminar intermediarios entre el productor y el consumidor final, y no solo eso: “Mis clientes tienen toda la información sobre mis agricultores”, afirmó. De este modo, el productor se beneficia de esa relación más cercana con el consumidor.
Por su parte, Martin Baumer comentó que ambos modelos pueden convivir, si bien insistió en que “un modelo no puede compensar al otro”, en clara alusión a las dificultades de abastecimiento que ocasionaría la preferencia por lo local. Aun así, insistió en que es una “tendencia” y una “forma de vender en el futuro”; sin embargo, “la mayoría de la gente necesita el supermercado y es obligación de este ofrecerle toda la información sobre el origen de los productos que consume”.
El I Encuentro Digital de Frutos Rojos organizado por la revista Mercados ha contado con el patrocinio de Onubafruit, Syngenta y Bioline Iberia, así como con la colaboración de Interfresa, Freshuelva, Eurosemillas, Induser, Valgenetics, Berrypro y Naturplás.