La superficie total de patata dentro de la zona NEPG (Francia, Bélgica, Países Bajos y Alemania) se ha reducido en 4,7%, disminuyendo de 522,300 hectáreas 497. 700 ha (-24.600 ha).
Se rompe así una tendencia de subida ininterrumpida vivida en las dos últimas décadas.
Bélgica es el país de estos cuatro que más ha visto bajar la siembra pues cae un 8,2% desde las 96.985 hectáreas de 2021 a las 89.053 actuales; seguido de Holanda con una merma del 6,5% se pasa de 76.710 a 71.730 y de Alemania con una reducción de la superficie dedicada a este cultivo del 3,5% al bajar de las 189.700 hectáreas a las 183.060
La campaña, una vez conocidos los datos de superficie se mueve entre las incógnitas. Las fuertes lluvias de las últimas semanas podrían impedir una acumulación lo suficientemente rápida de material seco en los tubérculos, lo que podría dar lugar a algunos retrasos en la entrega de los contratos. Y dar un poco de aire a las últimas patatas viejas de la cosecha 2020.
En todos los países las plantas de patata han desarrollado muchas hojas, pero los tubérculos son mucho más pequeños que en promedio. Un recuento alto de tubérculos suele ser una promesa de una buena cosecha potencial, aunque se necesita suficiente agua en agosto y septiembre para llenar y engordar todos los tubérculos. En caso, afirman desde NEPG en un comunicado de prensa, de que se produzca una ola de calor y/o una sequía, muchos de esos tubérculos no podrán engordar hasta los tamaños adecuados.
Además se ve con preocupación la situación del Covid-19, pues aunque se desarrolle de forma más o menos favorable, se podría dar lugar a diferentes tipos de restricciones y, por tanto, ralentizar la demanda de patatas fritas congeladas y otros productos de patata.
Mayores costos de producción y nuevos desafíos
Los costos de producción para la temporada 2021-2022 ya se están acumulando: costos más altos para algunos tratamientos fitosanitarios, para la energía (diesel y electricidad), los fertilizantes (el nitrógeno líquido vio su precio duplicarse en pocos meses). Por no hablar de todo lo que tiene que ver con la construcción: el material aislante, el hormigón, el acero y la madera también han aumentado drásticamente, concluyen desde NEPG, que demanda, además, variedades de patata más sostenibles y robustas, ya sea con más resistencia a la plaga y mayores tolerancias a la sequía y al calor o que demanden menos fertilizantes.