La campaña está resultando más dura de lo esperado. Al exceso de producto y retraso del hemisferio sur que ha provocado un solapamiento con la campaña andaluza, se le suma un calibre pequeño y una demanda débil en Europa que está tirando los precios a la baja, especialmente en naranja.
Así, cuando parecía que el sector citrícola remontaba tras años de falta de rentabilidad, vuelve a ponerse contra las cuerdas. Además, los niveles de consumo no acompañan. El récord de consumo que tuvieron los cítricos en Europa ante la preocupación por la salud de los consumidores se prolongó durante meses desde el inicio de la pandemia. Sin embargo, con la eliminación de las restricciones se normalizó y la demanda en esta campaña (hasta finales de diciembre 21) está siendo débil. La situación de confinamientos en Europa genera muchas incertidumbres que están afectando a la fluidez del mercado.
“Cuando parecía que el sector citrícola remontaba tras años de falta de rentabilidad, vuelve a ponerse contra las cuerdas”
Pero en el sector citrícola, a las incidencias propias de la pandemia como los problemas de logística y la incertidumbre en el consumo, le preceden problemas de base aún por solucionar, como la competencia con terceros países, las plagas foráneas y el solapamiento de variedades.
Problemas estructurales:
1. Terceros países. El no contar con barreras arancelarias y trabajar con unos costes de producción y comercialización mucho más bajos, sin reciprocidad en los requerimientos laborales, sociales, medioambientales y de seguridad alimentaria, deja a estos países, sin duda, en una posición más competitiva que España. “Los cítricos son la moneda de cambio de las relaciones de la UE con países terceros”, afirmaba en una entrevista a este medio Inmaculada Sanfeliu, presidenta de Intercitrus y del Comité de Gestión de Cítricos (CGC). Desde el sector se exige a la UE que se combata esta competencia desleal y dejar, por tanto, de pagar el coste de las relaciones comerciales y políticas de la UE con países terceros.
2. Plagas foráneas. Hasta siete plagas han afectado al cultivo de cítricos a lo largo de este siglo, siendo el cotonet la última de ellas y más preocupante en estos momentos. Las herramientas utilizadas hasta la fecha no han sido efectivas para su erradicación. La investigación en productos fitosanitarios alternativos y el control biológico apuntan a la solución. Mientras tanto, el sector exige, para evitar futuras plagas foráneas, el tratamiento de frío o cold treatment en las importaciones de terceros países, como ya se les impone a los cítricos españoles, entre otras medidas de garantía.
“La demanda esta campaña está siendo débil por la incertidumbre de los mercados”
3. Solape de variedades. El calendario comercial es uno de los retos a superar, teniendo en cuenta que existe un solape de variedades, sobre todo en los meses de noviembre y diciembre. El escalonamiento es necesario porque el productor sabe que debe tener volumen más allá de esos periodos de sobreoferta y cotizaciones bajas, pero “el proceso es muy lento, salvo cuando se hace con ayudas públicas”, señala Carlos Carrascosa, gerente de Viveros Sevilla. Como respuesta, la innovación no se detiene y son muchas instituciones, tanto públicas como privadas, las que dedican recursos para intentar conseguir genotipos que aporten valor.
Posible llave de futuro
La diferenciación parece ser una de las estrategias a seguir para el desarrollo del sector. Prueba de ello es la apuesta que están realizando las grandes cadenas de distribución nacionales por el producto local. El prestigio del que gozan nuestros cítricos dentro y fuera de nuestras fronteras, gracias a su calidad, seguridad alimentaria y cercanía a los mercados europeos, con lo que esto último conlleva en términos de sostenibilidad, debe utilizarse como punto a favor en el plano comercial. Hay que jugar con ellos para que no nos arrebaten la hegemonía comercial en Europa.
Retos del sector:
– Reciprocidad en las relaciones comerciales con terceros países en cuanto a tratamientos fitosanitarios permitidos en los cultivos.
– Imponer barreras arancelarias a los productos de importación cuando estemos en temporada.
– Obligación del proceso ‘cold treatment’ en los transportes marítimos procedentes de terceros países a la UE para evitar plagas foráneas (Esto ya se ha logrado en naranja pero ahora se exige para limón y mandarina).
– Potenciación de la calidad, seguridad alimentaria, sostenibilidad y carácter local del sector mediante campañas de promoción.
– Mayor escalonamiento varietal para evitar puntas de producción y por tanto precios bajos.
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