Condiciones difíciles
Los efectos del cambio climático, con el largo periodo de sequía y el creciente abandono de las explotaciones, hacen que los rendimientos en campo estén lejos de lo esperado.
Si, además, la producción se ve limitada por no poder combatir las plagas de manera química, “la implantación de métodos ecológicos no serán del todo atractivos”, explica Javier Usó, gerente de Frutinter, quien añade: “No obstante, el proceso de reconversión hacia métodos de producción sostenible no va a parar”. En la Comunidad Valenciana este proceso va a ser más costoso que en el resto de las zonas productoras de cítricos dado el tamaño medio de las explotaciones. Y, a causa del abandono que está habiendo, tal vez se reactive un proceso de reagrupación de parcelas, pero, la verdad, “si no hay ayuda o fomento por parte de las administraciones, va a ser muy costoso y largo en el tiempo”, sostiene Usó al respecto.
Previsiones
Esta campaña se presenta con buena expectativa de precios para el productor, motivada por la baja cosecha que se espera, tanto en España como en Marruecos. Una característica común es “el bajo calibre que se prevé en mandarinas y el retraso en la madurez exterior en oronules, clemenules y, casi seguro, en novas, Tangos, etc.”, detalla el gerente. Otra cosa será cómo evolucionará la campaña a partir de enero, cuando entremos en competencia con Egipto. Desde Frutinter creen que el sector citrícola español va a perder la hegemonía que tenía en el mercado europeo. “Nuestra citricultura, y aprovechando el know-how que tenemos, debe ir a productos de alto valor añadido, de corta vida comercial… Es decir, productos que nuestros competidores de la cuenca mediterránea no puedan ofrecer en Europa por la desventaja logística”, manifiesta. También será interesante apuntar hacia otros mercados de ultramar, por ejemplo.