En el Levante siempre hemos estado acostumbrados a la sequía, al ser algo característico de la zona. Por ello, dentro de la dificultad que está suponiendo la escasez de agua a nivel nacional, la estamos padeciendo menos que otras zonas que no tienen y no han tenido, históricamente, recursos para afrontarla. Aunque claro que nos termina afectando: hemos registrado un incremento de los costos de riego, recortes en los cupos de agua, diversificación de zonas productoras, merma en la producción…
Sin ir más lejos, en la campaña pasada vimos los efectos que las altas temperaturas y la escasez de precipitaciones tuvieron sobre nuestros cultivos de verano, provocando una importante merma de producción.
Un hándicap de nuestra zona de cultivo es que, al ser explotaciones al aire libre, tales como brásicas (brócoli, coliflor y coles), no tenemos instalaciones como invernaderos para la recogida de lluvia ni ninguna medida similar. Solo podemos pedir y esperar que las Comunidades de Regantes y la Administración trabajen para paliar la situación mediante la construcción de más infraestructuras para el riego.
Los trasvases son la forma más sostenible y económica para llevar aguas superficiales de una zona a otra
Porque estamos viviendo una de las sequías más grandes de los últimos 30 años, lo que supone una situación grave, complicada y muy preocupante para todos, pues hemos de garantizar la alimentación.
Afortunadamente, en Campo de Lorca, gracias a distintos recursos, de momento, estamos garantizando el 90% de nuestro volumen de producción. El trabajo que se ha realizado desde las casas de semillas (de la mano con los productores) con nueva genética que soporta mejor el estrés hídrico, así como las olas de calor, está ayudando a ello, además del hecho de movernos a otras zonas para diversificar, entre otras medidas.
En general, la sequía, los bajos rendimientos, la incertidumbre, el incremento de costes, la excesiva carga burocrática y las normativas constantes de Bruselas, hacen muy difícil la producción de alimentos, viéndose especialmente perjudicados los pequeños agricultores que deciden abandonar las explotaciones. Existe una hiper-regulación por parte de la UE que sería preciso simplificar, garantizando siempre la seguridad alimentaria. En este ámbito, habría que, por ejemplo, alargar los usos excepcionales de determinadas materias activas ante las olas de calor que se están dando y mientras se encuentren otras alternativas para el tratamiento de las plagas que están aflorando como consecuencia del cambio climático.
Planificación hídrica
Hace falta una verdadera planificación hídrica y que esta sea la hoja de ruta de los próximos Gobiernos para poder tener agua suficiente y, de esta forma, garantizar algo tan básico como es la producción de alimentos. En este objetivo, la regeneración de agua se marcaría como primer reto, bajo mi punto de vista, seguido de la necesidad de llevar a cabo trasvases de agua superficial y de un proceso de desalación, como complemento. Los trasvases son la forma más sostenible y económica para llevar aguas superficiales de una zona a otra.
Esperemos que la situación crítica que estamos viviendo a nivel nacional y que llevamos reivindicando más de 40 años pueda conducir a la puesta en marcha de infraestructuras y políticas que favorezcan una correcta planificación hídrica.