No cabe duda de que la inflación nos está poniendo las cosas muy difíciles, sin embargo, la agricultura española no puede perder sus señas de identidad: calidad, servicio, seguridad alimentaria y trazabilidad. Eso sí, esta espiral inflacionista nos obliga a cargar las subidas de precios sobre nuestros costes de producción y, al final, y sin más remedio, serán los clientes y el consumidor final quienes tengan que pagarlo.
Las empresas estamos tratando de maximizar nuestro ahorro, pero es muy complicado hacerlo en la situación actual y con una crisis galopante. Prácticamente, no podemos ahorrar nada y lo único que nos queda es informar a nuestros socios-clientes del aumento de nuestros costes de producción, de modo que puedan ayudarnos a absorberlos y trasladarlos al precio final.
“El sector no puede aguantar ni un día más la subida de los costes de producción”
Ante esta situación, estamos en contacto continuo con nuestros clientes y estos, a su vez, con los consumidores. Debemos hacerles saber, de un modo u otro, el momento tan complicado que vivimos y, para ello, les informamos periódicamente mediante tablas de datos del incremento del precio de insumos como el fuel, los fertilizantes… pero también de la electricidad, el Salario Mínimo Interprofesional…
Este año ha sido una auténtica catástrofe, nos hemos visto desbordados por un incremento de los costes de producción que ni nosotros ni nadie en el sector puede aguantar ni un día más; estamos trabajando con márgenes prácticamente negativos. Y desde luego, y reitero lo dicho, nuestra única alternativa es repercutir todo este aumento de costes en el precio final al consumidor. Estamos en una economía de supervivencia.