En un año en el que los golpes de calor han afectado tanto a muchos cultivos, como la colza o el cereal, en el caso de la patata afectó poco. Informa www.campocyl.es que en Castilla y León el tubérculo era aún muy pequeño cuando se dieron las elevadas temperaturas de mayo, con una planta que aguantó bien.
Marco Martín, presidente de la asociación de operadores Asopocyl, destaca que el arranque está siendo escalonado, en condiciones que benefician a todas las partes.
Como en el caso de Alfredo Recio, de Valdestillas, ha cosechado cerca de 50 toneladas por hectárea de la variedad Colomba. Eran las primeras dos hectáreas de las diez que ha sembrado este año. También ha puesto Agria y Divaa.
No ha tenido problema de riego y, de hecho, la Colomba solo ha demandado agua a partir de mediados de mayo. “Nos ha beneficiado el que se trate de una patata de ciclo corto, que ‘se crece’ antes que otras”, señala.
Alfredo es partidario de diversificar las variedades y los ciclos para poder arrancar con calma. En su planificación está volver a arrancar en agosto y dejar parte de la cosecha para septiembre. El problema de la Colomba es que se debe atinar bien con la fecha de siembra y de recogida, “puesto que si te demoras coincidirá con otras variedades” y valdrá menos dinero.
La Colomba se ha recogido a mano, con cuadrillas procedentes de Andalucía. Los gastos de producción no han sido demasiado elevados en su caso, sobre todo gracias a esos riegos no muy abundantes.
Con dudas afronta la campaña Emiliano García, de Villamediana, en la palentina comarca del Cerrato. Su trabajo se desarrolla en una de las zonas más afectadas este año por la escasez de agua, “y siempre con la presión de que pueden cortarla en cualquier momento”.
Este temor es el que lleva a tomar decisiones que no serían las más correctas en otro año, como la de adelantar los riegos. Todo su esfuerzo se va a centrar en sacar adelante las ocho hectáreas de patata que ha planteado este año, “aunque habíamos planeado una superficie mucho mayor”.