A pesar de las dificultades generales del sector, la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte ha registrado buenas campañas desde 2019, a excepción del año pasado. Para este curso, en el que no ha habido heladas, esperan “una campaña normal” desde finales de abril, aunque dependerá de las temperaturas.
Esta previsión contrasta con la cosecha de la temporada pasada, “una de las más complicadas de los últimos 30 años por lo inusual de los daños generalizados”, ya que, normalmente, se focalizan por zonas, mientras el año pasado “la afección fue generalizada en todas las zonas y variedades” y, en el caso de la Agrupación, redujo el volumen y la calidad al 50% en solo una semana. A pesar de ello, el modelo de agricultura familiar y especializada logró comercializar el resto “con la mayor calidad posible”, lo que pone en valor “la resiliencia de este modelo ante estas adversidades”.
Ante la incertidumbre por los vaivenes climáticos, la Agrupación apuesta por reforzar su capacidad de adaptación, instalando coberturas en zonas de mayor riesgo e investigando, en colaboración con Cicytex, para obtener, entre otras, “nuevas variedades con menos necesidades de horas frío y con mayor resistencia al rajado”.
Escasa competencia de países terceros
Desde la Agrupación reconocen que no es habitual tener competencia de países terceros en cereza, algo que se vio el año pasado por la escasez de producto. Actualmente, con la producción nacional y la concienciación de distribución y consumidor, “no hay competencia”. Sin embargo, sí la hay en el mercado exportador, con Turquía a la cabeza, en la última década.
Marca propia y modelo familiar
Su marca Zalama “está bien posicionada en los mercados, siempre hemos ofrecido calidad, volumen, continuidad y servicio a nuestros clientes”, explican. Para ello, se apoyan en el marketing potenciando el valor del modelo productivo familiar, cooperativo y sostenible, “las cerezas se producen en un entorno inigualable y con bajos requerimientos hídricos”.