Él fue testigo directo, y uno de los protagonistas desde su empresa, Pozosur, de la búsqueda de una salida a aquel fracaso que les llevó a «pasar por muchos caminos» hasta lograr, en 2017, desbancar por primera vez en la historia a su gran competidor en la Región de Murcia: el melón. Ese año se superaron las 200.000 toneladas de sandías en nuestros campos, el doble que hace diez años, cuatro veces más que hace dos décadas y 20 veces más que hace tres. La llegada de la variedad Fashion (‘moda’, en inglés), es clave en ese crecimiento.
«Probamos de todo para conseguir un buen producto que detuviese la bajada en las ventas», recuerda López. «Probamos injertando con calabaza, pero sin desconectar del todo la planta de la sandía para que siguiera transmitiendo savia juntamente con la de calabaza». De este modo, apunta, «conseguimos un buen sabor, pero se nos moría. Era como inyectarle un Land Rover a un Seiscientos, que se quema el Seiscientos y acaba quemando al Land Rover».
Como los injertos no funcionaron se probó con nuevas variedades. Uno de los problemas fue entonces que la sandía negra que se usó como polinizadora de las nuevas no tenía salida en el mercado, «era mala, desagradable». Tiempo después, hace unos años, «se acertó con sandías para la polinización con microsemillas que son comestibles, y ahora ya no verá usted en ningún mercado la sandía negra con pepita, esa sandía tradicional ha desaparecido».
Pero el gran revulsivo, revela el gerente de Pozosur, fue la variedad Fashion, que también junto a otras sandías más que se lograron sin pepitas (la primera de ellas fue la Bouquet, introducida a principios de los años noventa) «nos subió las ventas como la espuma».
López cuenta que las variedades que iban ensayando las acababan regalando a amigos y allegados, «y recuerdo que todos nos decían que les encantaba la Fashion, así que tratamos de comprar todas las semillas a Nunhems, la firma que las gestionaba. A partir del profundo cambio en el sector, en el que prácticamente han dejado de salir sandías malas, «para nosotros la competencia no es quien hace una buena sandía, porque eso da buena fama, sino quien lo hace mal, porque nos acaba afectando a todos».