El sofocante calor, que ha provocado que muchas piezas se pudran, obliga además a recogerlas lo antes posible para evitar que contaminen el resto del producto; un gasto que corre a cargo también de los agricultores. “Estamos a la espera de que el seguro nos diga si nos paga o no. La ciruela reina ha sufrido mucho, pero también la pera de agua o la manzana.Nos llueven las quejas”, insiste Altadill.
Más al norte, en Fraga, los principales cultivos afectados han sido los de pera, manzana o albaricoque. El calor ha trastocado, incluso, la forma de trabajar de los temporeros, que han visto cómo sus jornadas se adelantaban varias horas para evitar trabajar por la tarde con temperaturas más elevadas. El secretario general de Asaja Aragón, Ángel Samper, reclama más protección en estos casos extremos por parte del Gobierno central, así como la regulación de las ventas a resultas, «un sistema ilegal que se debería controlar».
Pero el calor no ha sido el único enemigo de los agricultores estos últimos días. El aumento de los costes de producción o la constante falta de mano de obra -el número de temporeros no deja de caer desde hace tres años- han provocado que miles de kilogramos de cerezas o albaricoques no puedan ser recogidos en comarcas como el Bajo Cinca. No tanto el melocotón, que sí ha tenido una mejor salida este inicio de verano. La fría primavera que se ha vivido este año en Aragón o las elevadas temperaturas de estos días han alterado también el proceso de maduración de la fruta, abocada a pudrirse a los pies del árbol o en los almacenes.
Los picos de producción o la coincidencia de campañas de recogida de varias frutas que se ha dado este año -albaricoque, cereza, melocotón…- precisan de un aumento de la mano de obra; pero la mejora de la situación en sectores como la construcción o la industria de los mataderos alejan a los temporeros del campo, lamenta el corresponsable del sector Fruta de UAGA, Óscar Moret. Al mismo tiempo, explica que se ha producido un incremento en la cantidad de producto que ha llevado a los agricultores a no tener claro a qué precio vender, lo que les obliga a realizar ajustes en sus plantillas. En ocasiones, los márgenes de beneficio son tan escasos que a algunos prácticamente no les sale rentable recoger la fruta.
Moret añade que más que en el desperdicio de la fruta, el mercado lo notará en la calidad de la misma, menor al ver retrasado el aclareo. En este sentido, advierte de que en la primera semana de julio, con el inicio de las vacaciones, el consumo de los hogares aragoneses caerá, lo que provocará también que muchos de estos productos se amontonen en los almacenes a la espera de salir a mercados interiores o de cercanía, únicas opciones cuando la recolección es tardía.
Fuente: heraldo.es