Gary Stutte ha dedicado décadas a investigar la posibilidad de cultivar en el espacio, un conocimiento con aplicaciones ante el aumento de población o el cambio climático.
Especializado en horticultura, biología espacial y fisiología vegetal, Stutte trabajó durante dos décadas en el Centro Espacial Kennedy de la NASA, liderando varios experimentos de vuelos espaciales destinados a desarrollar la agricultura en microgravedad. En la actualidad, dirige SyNRGE, una spin-off (empresa derivada) de la NASA que se enfoca en la agricultura espacial, pero su verdadero propósito es proveer alimento a la población terrestre con cada vez más limitaciones.
Marte
Abordamos con Stutte cuestiones fundamentales a las que se enfrenta el ser humano, por qué el aprendizaje del cultivo en el espacio tiene relevancia incluso para aquellos que nunca saldrán de la Tierra, su admiración por los invernaderos en Almería y sus expectativas acerca del momento en el que la humanidad podría colonizar Marte y sembrar cultivos extraterrestres. Para garantizar la supervivencia sostenible en Marte, Stutte explica que será crucial reciclar los desechos para nutrir los cultivos. A pesar de la percepción de que otros planetas, incluida nuestra Luna, son inhóspitos para el crecimiento vegetal, Stutte subraya que existen elementos comunes que pueden servir de base. “Marte cuenta con luz solar y gravedad, aproximadamente un tercio de la de la Tierra”, señala el experto. La clave reside en suministrar los nutrientes necesarios, oxígeno, carbono y gestionar de manera precisa recursos escasos como el agua. “Necesitamos estructuras y formas de transformar y producir en ambientes cerrados”, subraya.
Stutte lleva más de 25 años realizando experimentos con plantas en la Estación Espacial Internacional (ISS). Hasta ahora, estos avances se han logrado sin recurrir a la modificación genética ni a la tecnología CRISPR, aunque Stutte no descarta su utilidad en el futuro. Su empresa, SyNRGE, tiene dos objetivos principales: continuar con experimentos innovadores para beneficio tanto de la agricultura espacial como de la terrestre, y colaborar con otras entidades para desarrollar tecnologías avanzadas, como nuevos tipos de invernaderos.
Stutte ha hecho mucho hincapié en los avances realizados gracias a una de las aplicaciones más importantes del modelo agrícola de la NASA, el uso de luces LED, “las plantas, cuando no hay gravedad, no saben cuál es la parte de arriba. No saben que hacia arriba crece el tallo y hacia abajo las raíces”. Se trata de una herramienta agrícola que cada vez es más popular y que aporta soluciones.
Almería
El pasado año, Stutte estuvo visitando los invernaderos de Almería junto a colegas de la universidad almeriense, allí quedó impresionado y mostró su admiración ante un modelo de producción sostenible, donde la optimización de recursos mediante tecnologías de sensores y control automatizado cree que podría ser aplicable a la exploración espacial.
Stutte quedó impresionado con el modelo de producción sostenible de los invernaderos de Almería
Stutte anticipa que cualquier avance en agricultura espacial tendrá directas implicaciones en la Tierra. El cambio climático y la creciente población mundial requieren de nuevas formas de controlar el crecimiento de las plantas en todo el mundo. La producción agrícola actual es insostenible, por lo que “se deben explorar métodos innovadores, tanto en el espacio como en la Tierra”, añade.
Aplicación en la Tierra
Sin embargo, Stutte está convencido de que cualquier avance que logre también tendrá un impacto directo en nuestro planeta. “El cambio climático está intensificando los extremos climáticos”, advierte. Esto significa que la producción agrícola está destinada a experimentar transformaciones significativas, y la necesidad de controlar el desarrollo de las plantas será crucial en todo el mundo. Incluso predice que los invernaderos almerienses serán exportados masivamente a toda Europa en un esfuerzo por adaptarse a estos cambios.
La agricultura tal como la conocemos en la Tierra hoy en día también está en crisis. La sostenibilidad es un reto fundamental que debe abordar la sociedad y, en este contexto, establecer condiciones para garantizar la seguridad alimentaria, mediante la aplicación de tecnología e innovación, se convierte en una necesidad imperativa, según explica Stutte.
De ahí su firme apuesta por poner a prueba los métodos innovadores en el espacio y luego llevarlos a la práctica en nuestro propio planeta.