El Departamento de Técnicas de Producción de COEXPHAL ha organizado en el ámbito del proyecto europeo H2020 IPMWorks una jornada demostrativa en un invernadero para dar a conocer las ventajas y beneficios del control biológico en el cultivo de sandía, y en la que han colaborado la cooperativa Coprohníjar, Bioline Iberia, y la RAIF (Red de Alerta e Información Fitosanitaria) de la Junta de Andalucía.
Medio centenar de agricultores de la cooperativa nijareña, organizados en varios grupos y turnos para guardar las medidas de seguridad exigidas por la COVID-19, han visitado el invernadero de Esther Molina, socia de Coprohníjar, para comprobar in situ cómo esta agricultora ha implementado el control biológico por conservación en el cultivo de sandías de su invernadero, desde la preparación previa a la siembra hasta el momento previo de la cosecha.
“Visitar el invernadero de Esther es espectacular y es un ejemplo a seguir de implantación de biodiversidad dentro del invernadero y también fuera del mismo, que permite un control de lucha biológico mucho más eficaz y eficiente, y además visualmente es muy llamativo, es como trabajar en un jardín, incluso incrementando la productividad de sandía en este invernadero. Si consiguiésemos que en cinco años todos los invernaderos de Almería implantaran biodiversidad dentro y fuera de la explotación, el impacto visual de nuestra agricultura iba a cambiar enormemente para bien”, ha afirmado Luis Miguel Fernández, gerente de COEXPHAL.
Fernández ha continuado explicando que “desde COEPXHAL y desde nuestro Centro de Innovación Tecnológico vamos a seguir impulsando la investigación y la implantación de estos proyectos de biodiversidad porque creemos que va a ser el futuro para Almería. Seguimos trabajado en transferencia de investigación a través de nuestro centro, a través de nuestra Cátedra y también a través de proyectos europeos porque pensamos que los resultados de estos proyectos deben verse de una manera muy tangible como es el caso de Esther.
Durante las visitas, Juan José Guzmán, Isabel María Caparrós, y Carmen Méndez, técnicos de la cooperativa, Bioline y de la RAIF respectivamente, como Esther Molina les han explicado de forma muy gráfica a los agricultores cómo han sido sus pasos en los que Starskii, el Amblyseius swirskii proporcionado por Bioline Iberia, ha sido la base en las tres hectáreas distribuidas en cuatro fincas.
Para hacer frente al pulgón y la araña roja, principales plagas que podrían atacar al cultivo de sandía una de las claves ha sido la anticipación. Las plantas reservorio, muy importantes para dar cobijo y alimento a la fauna auxiliar, se plantaron dos meses antes del trasplante de la sandía, por lo que cuando se inició el cultivo ya existían numerosos parasitoides y depredadores del pulgón. Igualmente fue determinante la suelta adecuada de swirskii para atacar la araña roja en los focos dónde apareciese.
Según Molina también es importante controlar la humedad en el cultivo de sandía, bien con agua en el pasillo, con nebulizador “porque si no, no podemos hacer sueltas porque los bichos no van a sobrevivir. Cuando la temperatura llega a 50 grados, solo sobrevive uno, ¡El pulgón!”.
Plantas reservorio y setos
Otro aspecto importante son las plantas reservorio, tanto dentro del invernadero como los setos en el exterior. En el primer caso, la Lobularia maritima y el girasol han sido claves para la alimentación de los parasitoides, así como de las abejas en su tarea polinizadora. Igual de importantes han sido las plantas reservorio de cereales, maíz e hinojo.
Algunos agricultores se han interesado por la cantidad de terreno que restaban todo este tipo de plantas. Según Molina es mínimo, aproximadamente un 1% de la superficie, pero su beneficio es enorme.